A través del sonido se puede llegar a delimitar el perfil de un criminal. De eso se encarga el equipo de acústica forense de la Policía Nacional que está formado por fonetistas, lingüistas, logopedas, ingenieros de sonido...
Analizan las llamadas de posibles sospechosos y se encargan de delimitar la edad, el sexo, el área geográfica, el extracto social.... Analizan todos estos parámetros hasta llegar al culpable.
Se trata de rasgos que determinan nuestro pasaporte vocal, su mayor carga de trabajo son las denuncias de violencia de género. En sede judicial al sospechoso se le pide que repita el contenido de la llamada, más allá de qué se dice delata el cómo. La estructura de la boca, los dientes hacen que el habla de cada persona sea distinta. Como una muestra de ADN, nuestra huella vocal es única.
La unidad está activa desde 1987 y han resuelto casos tan conocidos como el de la farmacéutica de Olot, Anabel Segura o uno más reciente de un crimen en Cantabria.