Relaciones de pareja

5 razones por las que aguantamos con nuestra pareja si la relación no funciona

¿Por qué aguantamos junto a personas que no nos hacen felices e incluso tenemos hijos con ellos aun sabiendo que la relación tiene fecha de caducidad, más pronto que tarde? ¿Por qué aguantamos con nuestra pareja si la relación no funciona? Cinco razones que lo explican y cómo poner fin cuanto antes.

Relación de pareja. Matrimonio

Relación de pareja. MatrimonioPablo Buffer

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Separarnos de la persona a la que un día amamos o con la que decidimos compartir proyectos de vida e ilusiones nunca es una decisión fácil. Aún siendo conscientes de que algo falla, desde situaciones menos complejas a las más complicadas e incluso dañinas, cuesta mucho dar el paso. Nos agarramos a que las cosas cambien, a engañarnos, a creer que dejará de hacer esto o lo otro, pero lo cierto es que ese momento no suele llegar.

Hace poco, cuando preparaba una entrevista sobre las causas de divorcio en las parejas actuales, la periodista me comentó que da la impresión, dado el número creciente de separaciones, que hoy en día las personas toman esta decisión de manera rápida, como si el valor de la pareja se estuviera perdiendo. Este pensamiento muy de moda tiene ya incluso un nombre, 'amor líquido', concepto acuñado por Bauman como la tendencia a evitar las relaciones duraderas, reemplazándolas por conexiones de fácil acceso y salida.

"El amor en pareja no es una palabra, es un acto que se construye cada día"

Pero, por mi experiencia tratando a parejas con problemas, estas formas de valorar y conceptualizar las relaciones de pareja pueden darse, pero no son frecuentes. En nuestra sociedad las personas, mayoritariamente, mantienen matrimonios rotos, parejas que restan en vez de sumar, personas que se vuelven extrañas en los primeros años de convivencia. Entonces, cuando ambos, o al menos uno, sabe que la situación no tiene remedio y se dan condiciones evidentes para poner fin a la relación… ¿Por qué aguantamos junto a personas que no nos hacen felices e incluso tenemos hijos con ellos aun sabiendo que la relación tiene fecha de caducidad, más pronto que tarde?

5 razones por las que las personas mantenemos relaciones infelices

1. La cultura. ¿Hasta dónde tiene que aguantar una pareja? Si preguntamos a nuestros padres o abuelos nos dirían cosas diferentes sobre la convivencia. La cultura, su inconsciente colectivo, nos marca los límites hasta dónde “es normal” llegar. Igual “es normal” aburrirse con el otro, igual “es normal” un número determinado de discusiones al día, igual “es normal” porque “es propio de su género” hacer determinadas cosas… e igual nos tendríamos que plantear dónde están de verdad nuestros propios límites, e igual entonces nos daríamos cuenta de que ya los hemos pasado hace mucho tiempo.

2. El entorno social. El que un hecho sea habitual no significa que se normalice. Cuántas veces escucho en consulta a personas separadas comentar que tuvieron que empezar solas porque sus amigos optaron por apoyar a su ex. Incluso familias que aceptan las rupturas, pero no la respetan. De repente, para muchas personas, tomar la decisión de separarse les supone construir un nuevo estilo de vida, nuevas amistades y la necesidad de tener una familia que les acepte, que no critique la decisión tomada, que no les juzgue ni opine, sino que les apoye y acoja. Eso provoca que a menudo renuncien a cortar esa relación.

3. Los hijos. A veces continuamos juntos por los hijos, para evitarles el sufrimiento de vivir en dos casas, con dos familias, o en un ambiente de enfrentamiento y conflicto. Y otras veces queremos tener hijos para reforzar el vínculo, un vínculo desgastado, rutinario y sin pasión, donde la paternidad juega el rol de la ilusión. Craso error, queridos lectores: los niños deben venir a un mundo emocional seguro y estable, no deben ser un instrumento, porque, si no, no sólo vamos a tener más problemas de convivencia, sino que ellos mismos van a ser un problema. Seamos responsables y sinceros y formemos una familia en un ambiente adecuado, lleno de respeto y amor.

4. La economía. Indudablemente, una poderosa razón. En este punto me acuerdo de un gran amigo que aguantaba un matrimonio infeliz porque se quedaba sin nada al separarse, sin piso, sin hijos, y sin la mitad de su sueldo…vamos, sin posibilidades de rehacer su vida. Está claro que las separaciones disminuyen la calidad y el nivel de vida de los cónyuges, de ambos. Entonces, ¿Es esa la razón o es el miedo a empezar de nuevo, desde más abajo?, ¿Cuál es el precio que estamos dispuestos a pagar por nuestra felicidad?

5. La dependencia emocional. Hay personas que son todo para el otro, que son el significado de su vida, una vida por otra parte que gira exclusivamente en relación a lo que el otro piense, haga o diga, y eso no es amor, es dependencia. La pareja debe tener proyectos y valores comunes, la misma visión del futuro, divertirse y disfrutar en común, pero debe construirse como un proyecto de interdependencia, es decir, dos personas que comparten, pero que no pierden su individualidad.

Sostener una relación de pareja es un desafío, un reto que nos debe mover, llenar de energía y complementarnos como personas. Si no lo sentimos así…, es mejor romper y empezar de nuevo, por nosotros y por nuestros hijos. El amor en pareja no es una palabra, es un acto que se construye cada día.

Para muchos de nosotros, la elección de nuestro compañero o compañera de vida es una de las decisiones más importantes de nuestra existencia. No hagamos, pues, de esta unión una rutina o una obligación, nos merecemos ser felices. Huyamos de las malas compañías de pareja, que nada aportan y tanto daño nos pueden hacer.

Aun en el caso de que no vislumbremos una nueva ilusión en el horizonte, hagamos caso de uno de los más sabios refranes: mejor solo que mal acompañado.

Alicia López Losantos, psicóloga y coach