La muerte de Madiba ha destapado la caja de pandora. La lucha por controlar la fortuna del expresidente es encarnizada entre sus familiares.
Las envidias y rencillas entre los hijos y nietos de las dos primeras mujeres de Mandela, han dividido la familia. Madla Mandela, hijo de la mediática Winnie, ha tomado el testigo político del abuelo. Sin embargo, sus ansias de poder le han llevado a los tribunales después de llevarse, sin consultar, las tumbas de sus tías y de su padre a su pueblo natal, para convertirlo en un destino turístico.
Los hijos de la primera mujer del expresidente están cansados, dicen, de ser relegados a un segundo plano.
Y es que el apellido Mandela vende. La familia está involucrada en más 110 empresas. Desde explotación de minas, a marcas de vino, restaurantes o negocios inmobiliarios. Tienen incluso un reality show protagonizado por dos de las nietas que viven Estados Unidos.
Solo la gestión de los derechos de imagen de Madiba genera más de 20 millones de euros al año. Dos de sus hijas han demando a los representantes legales elegidos por Mandela para quitarles el control.
Los viejos amigos del expresidente se lamentan del espectáculo bochornoso que se está dando. Al menos dicen, no llegó a enterarse de los escándalos, enfermo como estaba.
Su amor por la familia y por darles todo lo que él nunca tuvo, una vida de comodidades y lujo, ha terminado por corromper el clan.
