Imagen panorámica de la ciudad de Nagoya.

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JAPÓN | LIMITACIÓN DE SALARIO

Un alcalde japonés recorta su sueldo para adaptarse al de un ciudadano medio

Takashi Kawamura, alcalde de Nagoya, ha limitado su nómina como medida de ahorro y adaptación a los sueldos medios de los ciudadanos. No obstante, los miembros de la asamblea han introducido una cláusula a esta medida, que ellos consideran como excepcional. Kawamura ha prometido que la limitación será permanente.

La asamblea municipal de la ciudad nipona de Nagoya ha aprobado la medida impulsada por el alcalde de la localidad, Takashi Kawamura, para limitar su sueldo a solo 8 millones de yenes (61.390 euros) al año, cantidad similar al salario de un japonés medio. El regidor de la cuarta ciudad más grande de Japón se comprometió durante la campaña que precedió a las elecciones municipales de abril, donde renovó su mandato por tercera vez, a rebajar sus emolumentos "para cobrar igual que un ciudadano medio" y ahorrar dinero de los contribuyentes.

La cantidad establecida es sustancialmente inferior con respecto a los 26 millones de yenes (unos 200.000 euros) que tiene derecho a percibir Kawamura en Japón como alcalde de una urbe con 2,26 millones de habitantes. Los miembros de la asamblea, no obstante, han añadido una cláusula a la ordenanza que establece que esta limitación salarial es una excepción "implementada tan sólo durante el mandato del actual alcalde", informó una agencia nipona.

El alcalde se comprometió durante la campaña a que la ordenanza fuera permanente, por lo que la aprobada será implementada de forma provisional hasta que un comité asesor termine de analizar en verano la opción de convertirla en una medida permanente. Kawamura, conocido por su cruzada para recortar privilegios y dietas a la clase política en beneficio del contribuyente, su perfil anticentralista y acusado por sus rivales de ser un populista, es además fundador de su partido, Genzei Nippon, cuyo nombre puede traducirse en español, como "Recortes Impositivos en Japón".

Su figura no está exenta de polémica, puesto que en febrero de 2012 durante una reunión con una delegación de representantes de la ciudad china de Nanjing, insistió en negar la masacre que perpetró en esa urbe el ejército imperial nipón en 1937 y habló en cambio de "actos bélicos convencionales". El rechazo de esta matanza, que costó la vida de entre 150.000 y 300.000 ciudadanos chinos, supuso la cancelación de intercambios entre Nagoya y Nanjing, que hasta entonces habían estado hermanadas.

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