Rodríguez Zapatero no contentará a la oposición con un discurso de despedida. No habrá sorpresas en su último debate sobre el estado de la nación, aseguran al menos en su entorno.
El Presidente rechaza el adelanto electoral porque paralizaría la urgente reforma financiera o la del mercado laboral, aún en tramitación y bajo la lupa de los mercados.
Lo que el Partido Popular traduce en hacer ganar tiempo al sucesor y protagonista en la sombra, Rubalcaba, con la losa de la crisis y el hundimiento del PSOE a cuestas.
Sexto cara a cara
Son ya seis años de reproches, de agrios debates entre Zapatero y Rajoy. El último, el pasado verano, con declaraciones que bien podrían volver a escucharse en el Congreso.
"Voy a tomar las decisiones que España necesite, aunque esas decisiones sean difíciles. Voy a seguir ese camino, cueste lo que cueste y cueste lo que me cueste", afirmaba Zapatero en el debate del año pasado.
"El mejor servicio que puede hacer al país para cortar este calvario es disolver el Parlamento y convocar elecciones generales", le reprochó Rajoy en el debate del Estado de la Nación de 2010.
El Gobierno no cuenta con un escenario favorable. En España hay casi cinco millones de parados, la nuestra prima de riesgo es de vértigo -en casi 300 punto básicos-, las autonomías se encuentran en números rojos, el déficit sanitario es de 15.000 millones y Bildu, para indignación general, está en las instituciones.
Zapatero, a mediodía, y Rajoy, a las 16.00 horas, se verán las caras en un debate de discursos previsibles. El próximo rival del PP, Alfredo Pérez Rubalcaba, se limitará, por última vez, sólo a escuchar.