El Movimiento 15-M, que estuvo acampado 28 días en la céntrica Puerta del Sol de Madrid para mostrar su indignación con la clase política y que el domingo estuvo levantando el campamento, ha dejado en la zona un puesto de información, construido con palés de madera, para continuar con el movimiento en los distintos barrios de la capital, aunque más de una docena de indignados continuarán durmiendo en la plaza a título personal.
Jorge, uno de los portavoces rotatorios del Movimiento 15-M que continúa en Sol informando a los ciudadanos que se acercan a la plaza para conocer sus ideas, ha relatado que las decenas de indignados que todavía continúan durmiendo en tiendas de campaña en la plaza cuentan con el "respeto" de la Asamblea General, pero ha precisado que el trabajo continuará en los barrios y a través de una "acampada itinerante" por distintas localidades de la región.
"La Asamblea General cree que es mucho mejor irse, pero lo respeta", ha aclarado. Aún así, Jorge ha aclarado que aquellas personas que quieren permanecer en la plaza no son "antisistema", como ha dicho se les ha calificado desde algunos sectores, y ha destacado que estas personas "no han creado ningún problema".
En este sentido, uno de los indignados que lleva durmiendo en la plaza desde el primer día que comenzó la acampada y que continuará pasando las noches en la céntrica plaza madrileña, Rodrigo, ha dejado clara que su "intención" es "seguir trabajando día a día" para "concienciar" a la población y crear las condiciones para vivir "en un mundo mejor".
Una protesta por el centro de Madrid como colofón
Más de un millar de 'indignados' ha concluido, pasadas las 3.00 horas, la improvisada manifestación que esta madrugada han protagonizado por algunas céntricas calles de Madrid, en el mismo lugar desde donde empezaron, la Puerta del Sol. Durante el recorrido, que les llevó por la Plaza de Callao, Cibeles, Paseo del Prado, Glorieta de Atocha, Plaza de Jacinto Benavente, Carretas y, nuevamente, Sol, corearon un sin fin de consignas como "esta crisis no la pagamos", "no es ilegal la voz del pueblo" y "los políticos no nos representan".
La marcha ha obligado a la Policía Municipal a cortar al tráfico algunos tramos de las calles Gran Vía, Paseo del Prado y Atocha. Pasadas las doce de la madrugada, un grupo de más de mil personas emprendió camino desde la Puerta del Sol hasta Callao y posteriormente Cibeles, donde tuvo lugar una sentada frente al edificio de Correos, sede del Ayuntamiento de Madrid.
La marcha ha seguido por el Paseo del Prado, hasta llegar a la plaza de Neptuno, cerca del Congreso de los Diputados, cuyo acceso por la carrera de San Jerónimo se mantenía cortado por un amplio dispositivo policial. En Neptuno, los manifestantes han protagonizado una nueva sentada y coreado lemas como "Ni nos vamos ni nos callamos, seguimos haciendo ruido" o "Stop represión, libertad de expresión".
Frente al Museo del Prado, el grupo de 'indignados' ha vuelto a hacer una sentada, esta vez silenciosa y, tras ella, han avanzado hacia la Glorieta de Atocha, donde los manifestantes se han solidarizado con miembros de la asociación Acas-Sureste, que llevan 43 días acampados en protesta por "la estafa inmobiliaria a 15.000 familias de trabajadores".
Los 'indignados' que se quedan lo hacen a título personal
"Todo lo que sea apoyo y cariño siempre es de agradecer" manifestó Alejandro de la Cruz, portavoz de dicha asociación, que ha denunciado el desamparo en que se encuentran estas familias tras haber invertido durante años los ahorros de "toda una vida" en viviendas de protección pública en el sureste de Madrid y que no se han construido. "Sólo queremos que se cumpla la ley", agregó. Tras firmar en apoyo de Acas-Sureste, los manifestantes permanecieron en la Glorieta de Atocha repitiendo sus gritos y consignas y siguieron camino a la Puerta del Sol, donde concluyeron la marcha.
Allí algunos "indignados" recogían sus tiendas, mientras otros continúan acampados, aunque para muchos de ellos ahora "hay que dar prioridad a las asambleas de barrio, dar la palabra a la gente para que pueda expresar su opinión", como dijo María, psicóloga en paro que "se siente una privilegiada por lo vivido" y que está "convencida de que la gente cambiará".