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El dicho de "pregutando se llega a Roma" empieza a estar pasado de moda. También, ha dejado de ser habitual ver a la gente desplegando un mapa enorme para saber dónde se encuentra. Ahora, casi todo el mundo dispone de un GPS para orientarse.

Al principio, su único uso era militar. Se utilizaba para guiar misiles. Desde entonces, esta tecnología se ha desarrollado a un ritmo vertiginoso. Fue en 1960, cuando por orden la marina norteamericana se lanzó el primer satélite de navegación pero tuvieron que pasar casi veinte años para que el GPS del departamento de defensa funcionara con fiabilidad.

Ante el temor de un ataque a su país, Estados Unidos impedía el uso correcto del sistema de posicionamiento global con interferencias. El expresidente Bill Clinton las eliminó hace una década y, desde entonces, esta tecnología se ha desarrollado a un ritmo vertiginoso.

Los dispositivos actuales, además de guiarnos, nos ofrecen información adicional cómo el estado del tráfico o los puntos negros y nos permiten encontrar a un aparcamiento libre.

Para los servicios de emergencia, han sido de gran ayuda. Ya que se puede localizar con precisión a un accidentado que se haya perdido. 

Para averiguar la posición de un receptor son necesarios tres satélites. Además del sistema gps americano, existe el "Glonass" ruso.

Europa espera tener a "Galileo" en tres años y confia en que sea el más preciso de todos.

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