Motociclismo

Las mujeres que plantan cara al régimen ayatolá en Irán y se suben a las motos pese a tenerlo prohibido

Irán prohíbe a las mujeres conducir motos, pero un club de motociclismo les da la oportunidad en Teherán les da la oportunidad de escapar de las garras del régimen ayatolá, algo que ellas no desaprovechan en absoluto.

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Irán es un país arraigado en sus tradiciones y no evoluciona de cara a la igualdad entre el hombre y la mujer, como sucede en muchos países islámicos del calado de Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Irak o Qatar, entre otros. En el caso iraní, está incluso prohibido que una mujer pueda pilotar una moto, bien sea para conducirla o para hacer deporte.

Sin embargo, hay quienes apuestan firmemente en su lucha por la libertad y por conseguir aportar su granito de arena en la igualdad que todavía sigue sin llegar al 100 %. En este caso, hablamos de un club de motos instalado en Teherán, la capital de Irán, que permite a las mujeres poder montar allí en moto a pesar de la prohibición estatal que hay en todo el país.

Sepideh Alizadeh, una de las instructoras del club, nos explica cómo es posible que se realicen allí dichos ejercicios aun sabiendo la amenaza que se cierne sobre ellos: "El motociclismo está prohibido para las mujeres, pero en nuestras aulas, les enseñamos esta cultura. Animamos a todas las chicas a venir".

Felicidad máxima en su rostro

A pesar de la prohibición en Irán, que incluso puede llevar a las mujeres a la cárcel si montan en moto, también hay hombres que permiten a sus mujeres acudir a este centro, tratándolas lo mejor posible e incluso animándolas a acudir para que aprendan el deporte, tal y como nos explica una de ellas: "Como mi marido conduce motos y me insistió, decidí acercarme al club. Él quería que aprendiera y eso intento".

La felicidad en la cara de las moteras es más que visible cuando consiguen escapar de la fuerte presión social que existe sobre ellas en Irán, que frecuentemente es denunciada como una violación flagrante de los derechos humanos, al situar a la mujer en un escalón social inferior al hombre y prohibiéndola numerosas actividades a realizar.

No obstante, y a pesar de la dura situación que atraviesan las mujeres en Irán, pequeños pasos como este son todo un símbolo en la esperanza por conseguir que la igualdad allí sea cada vez más real y el deporte sea también un punto de inflexión en esta compleja cuestión.

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