Renacer | 11 de agosto
Milagro en quirófano: Bahar salva a Seren y a sus bebés prematuros bajo una presión extrema
Todo parecía perdido. Los bebés no lloraban, Seren estaba al límite y Bahar debía tomar decisiones vitales sin margen de error. Pero contra todo pronóstico lo ha conseguido.

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El quirófano ha vivido uno de sus momentos más críticos. Seren ha entrado en parto prematuro y todo ha dependido de Bahar, que ha tenido que asumir su primera operación obstétrica bajo una presión imposible de imaginar.
Con Rengin enferma, Bahar ha sido la única capaz de actuar. Y no lo ha hecho sola: a través de un auricular, ha recibido indicaciones precisas de su mentora, que desde fuera le ha guiado paso a paso. A su lado, Evren le ha dado apoyo emocional y técnico. “Lo lograremos”, le repetía una y otra vez.
El equipo médico ha preparado todo: anestesia, incubadoras, oxígeno… pero el parto ha sido una batalla contra el tiempo. “El útero está abierto”, ha anunciado Bahar, con las manos temblando. Todo debía hacerse con sumo cuidado para no dañar a los bebés.
Uno a uno han sido extraídos, pero el silencio lo ha llenado todo. No han llorado al nacer. Seren, angustiada, ha comenzado a gritar. “¿Por qué no lloran? ¡Dime algo, Bahar!”
Pero no había respuesta. Bahar no podía distraerse. La vida de la madre estaba en sus manos y el sangrado no paraba. “Olvídate de los bebés, concéntrate en el sangrado”, le ordenaba Rengin.
Los segundos se hacían eternos. Bahar ha seguido adelante entre suturas, pinzas, adrenalina y oxitocina, luchando contra todo mientras Seren gritaba desesperada: “¡Mis bebés están vivos, dímelo, por favor!”
Y entonces, ha llegado el llanto de los recién nacidos. Bahar lo ha logrado. Ha sacado adelante a los bebés. Y ha demostrado que incluso en el día más oscuro, la fuerza de una doctora puede cambiarlo todo.
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