La astuta jugada de Socorro desata la furia en Beltrán

Beltrán abre el cajón de su mesa de despacho y descubre que el pasaporte de María no está y en su lugar hay una carta. Desconcertado, comienza a leer y descubre que es de María.

Las duras palabras de su mujer llenas de verdad tan solo aumentan su ira. Cabanilles ya no está bajo su control, ha podido huir de sus garras, es consciente del maltrato vivido y sabe que no va a parar hasta destrozarle la vida. Beltrán se carga de furia, cuando parecía que todo lo tenía atado, esta carta le demuestra que nada es lo que parece y que su calvario puede empezar mucho antes de lo que imagina.

Lo que jamás pensaría Beltrán es que esa carta no la ha dejado la propia María, sino que ha sido Socorro quién se ha colado en su despacho para marcarse un plan perfecto.

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