Beltrán convierte a su nueva víctima en todo un aliado contra Manolita y Marcelino

Beltrán ha contactado con Fernando para que lleve su acusación de asesinato. Nadie quiere hacerse cargo, por lo que el coronel le ha pedido que sea él quien se encargue de su caso.

Fernando le ha dicho que él no es el hombre adecuado: es experto en derecho mercantil, y lo que Beltrán necesita es a alguien experto en derecho penal. Martín-Cuesta le ha preguntado por si puede haber alguien más y Fernando ha pensado en alguien: en Justo Quintero.

Pero Beltrán no ha querido saber nada del despacho laborista y sus abogados, y le ha confesado que él está en la cárcel por culpa de una de sus empleadas: Manolita Sanabria.

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