Mercadeo de pastillas en el Raval

El Raval de Barcelona se convierte en un mercado ilegal de pastillas: "Puedes conseguirlas por dos euros"

Los vecinos denuncian que las pastillas salen de las recetas prescritas por un centro de rehabilitación de drogodependientes.

Supermercado de la droga en Barcelona.

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En portales, en esquinas, entre niños, guarderías y colegios. Los drogodependientes del Raval, han convertido el barrio catalán en un negocio. “El supermercado de la droga de Barcelona está en el Raval”, expresa una vecina. En Espejo Público hemos accedido a imágenes donde los toxicómanos intercambian pastillas. “Pasas al lado de ellos y les escuchas decir: te vendo la pastilla a dos euros”, cuentan los vecinos cansados de la situación.

El mercadeo de pastillas es constante en el Raval. “A todas horas”, concreta otro de los vecinos. Y es que el negocio de revenderlas no se hace por la noche, sino a cualquier hora del día. Esto ha ocasionado que los vecinos no puedan más con la situación: “Estamos hartos y desesperados”.

¿Cómo funciona el negocio?

El modus operandi del negocio funciona, según los residentes de la zona, a raíz de un centro de venopunción que se ubica en el sur del barrio. Este centro está pensado como un lugar de consumo supervisado de drogas. Aquí se les administra medicación con receta, pero lo que debería ser tratamiento, acaba siendo moneda de cambio. Parte de esas pastillas terminan revendiéndose en las calles.

“A esta sala yo la conozco como la narcosala”, cuenta indignada una vecina. El negocio de las pastillas en la calle tiene un precio aproximado. “Puedes conseguir lo que quieras las 24 horas del día. Por dos o tres euros cada pastilla, tienes lo que quieras”, nos explica un habitual del Raval.

Esta misma persona nos aclara que estas pastillas se consiguen con receta médica. “Salen de la farmacia”, nos explica entre risas. Además, justifica como “normal” la acción de comprar y revender estos medicamentos.

En una de las calles del sur del Raval se puede ver cómo hay un cubo de basura en el que los drogodependientes buscan medicamentos. En su interior, se puede ver una infinidad de cajetillas. Pero para los toxicómanos este container es una especie de supermercado. “Yo ahora mismo necesito tomarme algo en media hora, sino me quedo ahí”, nos explica uno de los drogadictos. Preguntamos por el negocio ilegal y nos aclara que “si me encuentro Trankimazin o Lyrica, sí, los vendo”.

Una dosis antes del delito

Estas píldoras son conocidas popularmente como 'quitamiedos'. Funcionan como calmantes antes de cometer un delito. Una dosis para perder el miedo y salir a robar.

“Vas a volar. Sirve para que los ladrones roben sin miedo”, cuenta un toxicómano que conoce cómo funciona el negocio. “Son guerreros, van a pelear y a robar. Van a hacer cosas muy malas. Son zombies”, narra haciendo referencia al efecto que producen los medicamentos.

Los robos violentos y atracos son constantes en el barrio y es por todo esto, por lo que los vecinos no pueden más y denuncian un trapicheo constante. “Nuestra vida es así las 24 horas al día. Van colocados, van espitosos. Les da lo mismo meterte una navaja en el cuello, en la barriga, que pegarte un tirón o tirarte al suelo”, denuncian los residentes del Raval. Miedo, amenazas, ansiedad o cansancio, son algunos de los síntomas que sienten los ciudadanos, ante este mercado improvisado las 24 horas del día, al que nadie pone freno.

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