Ciencia
¿Se puede romper el cristal de un coche con agua? Marron lo demuestra en directo
Marron mostró cómo un simple vaso de agua fría puede romper el cristal de un coche. Un experimento tan visual como impactante, basado en el poder del choque térmico.

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La ciencia volvió a brillar en El Hormiguero con un experimento tan simple como impactante: romper un cristal de coche solo con agua. Marron, aprovechando la visista de Ilia Topuria, demostró cómo un pequeño cambio de temperatura puede provocar una rotura espectacular.
Durante la sección de ciencia “bonita”, el colaborador explicó que, para que el cristal se rompa con agua fría, primero es necesario crear una pequeña fisura en el vidrio. Esa grieta, aunque casi invisible, debilita la estructura del cristal templado.
Luego, al verter agua fría sobre la superficie ya dañada, se produce un choque térmico: la diferencia de temperatura hace que las tensiones internas del cristal se desestabilicen… ¡y se rompe por completo!
Ilia Topuria, siempre dispuesto a participar, observó de cerca la demostración y quedó tan sorprendido como el público. Un ejemplo perfecto de cómo la ciencia puede ser espectacular y educativa al mismo tiempo.
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Primero, cogemos una herramienta con un disco de corte, como una mini radial. No vamos a cortar todo el cristal, solo a hacer una pequeña muesca. Ese corte es suficiente para crear lo que los físicos llamamos un punto de concentración de tensiones. Aunque no lo veamos, ahí el cristal ya ha perdido parte de su fuerza.
Y aquí viene lo interesante: vertemos agua sobre el vidrio. Pero no agua cualquiera. La gracia está en que ese agua esté muy caliente si el cristal está frío… o muy fría si el cristal está caliente. Eso provoca un choque térmico: un cambio de temperatura tan brusco que el vidrio se dilata o se contrae de forma desigual. Una parte del cristal quiere expandirse, la otra no puede seguirle el ritmo… y ahí se generan nuevas tensiones internas.
Ahora tenemos dos tipos de estrés: mecánico, por el corte, y térmico, por el agua. Y el vidrio, que es un material frágil, no está diseñado para soportar eso. Así que colapsa. Se rinde. Y se rompe de forma repentina y espectacular.
Lo curioso es que la ventanilla no explota en mil pedazos afilados. Se fragmenta en granos pequeños, casi como piedrecitas. Eso es porque está hecha de vidrio templado, que está diseñado para romperse de forma segura. No por casualidad, sino por ingeniería.
Este mismo principio lo usan ladrones para entrar en coches, lanzando trozos de porcelana de bujía: producen una microfractura que desencadena el mismo efecto. Y también lo has podido ver en casa, cuando echas agua fría sobre un recipiente caliente y, de repente, se rompe.
En resumen, este experimento demuestra que a veces no necesitas fuerza, sino entender cómo funcionan los materiales. Con un corte minúsculo y un poco de agua a la temperatura adecuada, puedes vencer algo tan sólido como el vidrio.
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