Galicia

Matilde, cuatro años de calvario por la picadura de una garrapata: "No me voy a curar en la vida"

Las tareas más básicas del día a día se le complican y los dolores son casi insoportables. Hablamos con Matilde de una enfermedad desconocida y, por desgracia, cada vez más común: la enfermedad de Lyme.

Matilde, cuatro años de calvario por la picadura de una garrapata

Matilde, cuatro años de calvario por la picadura de una garrapataAntena 3 Galicia

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Estaba acostumbrada a que le picasen las garrapatas, no era la primera vez. "Me picaban sobre todo en los tobillos", nos cuenta Matilde. Esta gallega, vecina de A Pontenova, en Lugo, tenía una ganadería y su contacto constante con los animales, dice, hacía que conociese bien a estos insectos.

La mayoría de las veces son mordeduras que se curan en unos pocos días y que, aunque pueden causar bastante dolor, no tienen mayores consecuencias. Pero hay excepciones y, por desgracia, a Matilde le tocó una de ellas. Padece la enfermedad de Lyme, una dolencia que transmite por la picadura de una garrapata infectada. Empieza por un sarpullido, molestias, dolor de cabeza o incluso fiebre, pero acaba en mucho más.

Hasta 51.000 euros en traumatólogos

“Yo empecé a notar dolor en la cadera, se fue ampliando la zona de la molestia y me asusté cuando fui al baño y no notaba ya mis partes íntimas”, relata. Ahí empezó su calvario. Fue de médico en médico y ninguno le daba una respuesta. “Barajaron un pinzamiento, hernias discales, de todo. Yo solo sabía que tenía un dolor insoportable y que no me podía mover”, recuerda.

Estuvo meses sin poder ni salir de la cama. Las pruebas no daban respuesta a su situación y terminó en traumatólogos privados. “Me gasté 51.000 euros en traumatólogos para nada”. Hasta que tras mucho investigar ella y su familia, decidieron ir a un neurólogo.

“Me hizo cuatro preguntas y ya me dijo que tenía borrelia, que es Lyme cronificado”. A partir de ahí empezó otro peregrinaje para completar las pruebas necesarias y dar con el tratamiento.

“Es una enfermedad que no se conoce. Los propios médicos a veces no tienen las respuestas que necesitamos”, reflexiona Matilde. Por eso ella ha decidido hablar todo lo posible sobre su dolencia, responder a todas las preguntas, darle la mayor visibilidad. “Estamos muy poco concienciados. Ahora mismo no hay cura para mi situación, pero sí que hay que hacer una labor de prevención para evitar más casos”. Hay que actuar, nos asegura.

Cuatro años hasta conseguir el diagnóstico

Después de cuatro largos años ella ha logrado tener un diagnóstico y controlar los dolores, pero ni mucho menos llevar una vida normal. “Tengo problemas de memoria, me olvido de las cosas, no puedo leer porque me olvido de lo que estoy leyendo. Pérdidas de equilibrio, de visión, sordera. Dolores articulares y musculares, pérdida de fuerza. No puedo coger pesos porque los pulgares no me responden, por ejemplo”, la lista de secuelas parece interminable.

Ahora, a sus casi 67 años está jubilada pero no de manera voluntaria. Tuvo que deshacerse de su ganadería porque cuando empezó todo esto era impensable hacerse cargo de ella y hasta las acciones más básicas del día a día se le complican. “Es una enfermedad muy dura y más aún cuando loe médicos no te entienden y parece que es cosa tuya”.

LYMEtro a metro, una carrera por la visibilidad

Matilde, en su afán por ayudar a todo el que está sufriendo algo similar, es también representante de la provincia de Lugo en la iniciativa solidaria LYMEtro a Metro, una carrera virtual que recorre toda España para visibilizar el Lyme crónico o persistente, sensibilizar a la ciudadanía y pedir a las instituciones que actúen. Por ella y por los que no pueden ni siquiera explicarse, que son muchos.

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