Incendios
Hace una semana los focos más graves estaban en Zamora y Ourense: ahora todas las miradas están puestas en León
En estos momentos hay un total de 16 incendios activos, diez de ellos en Castilla y León y cinco en Galicia y uno en Asturias.

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Hace apenas unos días, el noroeste de la península vivía una de las peores crisis forestales de su historia reciente. Decenas de incendios arrasaban montes en Galicia, Castilla y León y Extremadura, favorecidos por el calor extremo, el viento y la orografía. Hoy, el panorama ha cambiado significativamente: solo permanecen activos 16 fuegos, cuatro de ellos en Galicia, gracias al cambio de condiciones meteorológicas y al trabajo intenso de los servicios de extinción.
Las imágenes captadas por el satélite europeo Copernicus reflejan esta evolución. Las zonas afectadas, claramente visibles por las columnas de humo y las superficies calcinadas, muestran ahora un descenso en la actividad de los frentes de fuego. Lo que hace apenas una semana era un territorio en llamas, se encuentra ahora estabilizado o bajo control.
León, epicentro de la catástrofe
León ha sido una de las provincias más afectadas, con focos especialmente preocupantes como el de Barniedo de la Reina, donde la Unidad Militar de Emergencias (UME) ha trabajado intensamente durante las noches para frenar el avance de las llamas. El viento y el relieve dificultaron las labores, pero la bajada de temperaturas ha permitido contener el incendio, que aún mantiene un nivel 2 de peligrosidad.
En localidades como Igüeña, los vecinos empiezan a regresar tras haber sido evacuados. Aunque el humo aún persiste en el aire, el fuego ya no representa una amenaza directa para la población. Sin embargo, el impacto en el paisaje es devastador: en lugares como Anllares o la aldea de A Caridade, la ceniza cubre lo que antes eran montes y viviendas. En Monterrei, solo queda el rastro gris del paso del fuego.
Un verano marcado por récords negativos
Desde el 8 de agosto, España ha registrado 19 de los 50 incendios más grandes de la última década, con 358.000 hectáreas quemadas en apenas dos semanas. En total, 2025 suma ya más de 400.000 hectáreas arrasadas, según el sistema de medición de Copernicus. Es la cifra más alta registrada en este siglo, y supera en 100.000 hectáreas al año 2022, a pesar de haberse registrado menos de la mitad de incendios.
Galicia y Castilla y León concentran más del 75% del área afectada. Solo en León y Ourense, la superficie calcinada representa el 15% y el 7% del total provincial, respectivamente. El llamado triángulo del fuego, formado por León, Zamora y Ourense, ha sufrido algunos de los incendios más destructivos del continente este año.
Casos como los de Larouco (Galicia) o Uña de Quintana (Castilla y León) ya figuran entre los más extensos de los que se tiene registro en España, solo por detrás del de Losacio en 2022.
Consecuencias más allá del fuego
Las consecuencias de esta ola de incendios no se limitan al terreno quemado. La calidad del aire ha empeorado visiblemente en el noroeste peninsular, como reflejan tanto los sensores de Copernicus como los registros de la Agencia Medioambiental Europea (EEA). En localidades como A Veiga, se han alcanzado niveles peligrosos de partículas contaminantes, especialmente las menores de 2,5 micras, que pueden provocar problemas respiratorios y oculares.
El humo, visible desde el espacio, ha sido una constante en los últimos días, intensificando los efectos de la contaminación ya presentes por el calor y fenómenos como la llegada de polvo sahariano.
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