La morcilla de Burgos llega al Constitucional. Una etiqueta para proteger su origen está en el origen de una disputa judicial que divide a productores y empresarios. Se trata de la Indicación Geográfica Protegida (IGP)
Para algunos es suficiente con proteger su nombre, pero otros quieren una indicación geográfica protegida. Una etiqueta cuyo significado señala que todo lo que se venda como morcilla de Burgos tendrá que producirse de una manera concreta, en una zona concreta y, sobretodo, con unos ingredientes específicos y locales. El problema: no se ponen de acuerdo con el distintivo y tendrá que ser el Constitucional el que determine cuál es y cuál no, morcilla de Burgos.
De los mostradores a los tribunales. La morcilla de Burgos llega al Constitucional tras más de 15 años de litigios. La batalla comenzó en 2002 y el sello geográfico es el centro de la polémica. Si debe ser una marca protegida o un producto genérico.
Fabricantes y productores se pelean por un distintivo de calidad que indica que la morcilla es un artículo exclusivo de Burgos. Hay quienes explican que si se le reconoce como morcilla de Burgos, habrá que respetar su origen. Unos y otros defienden lo suyo en esta pelea legal.
Muchos productores creen que la marca de garantía conllevaría una subida de precio porque estarían obligados a utilizar ingredientes más caros y de mejor calidad. "El producto se va a encarecer, eso está claro. Y va a ser limitado, no va a ser suficiente para la demanda que hay", aseguran los comerciantes.
La cebolla Horcal es la clave, autóctona y por eso, dicen, el sabor es diferente. Es esta cebolla lo que diferencia la morcilla de Burgos de otras. Ahora serán los jueces los que decidan. Sobre la mesa tienen estudios y unos 7000 análisis avalando que la morcilla de Burgos debe estar protegida.