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Informe de dos policías

La delegación del Gobierno niega que la Policía Nacional diera el visto bueno a la seguridad del Madrid Arena

La tragedia del Madrid Arena no sólo ha provocado un enfrentamiento político entre el PP y los grupos de la oposición. También, entre Ayuntamiento y la delegación del Gobierno. Desde el consistorio municipal se asegura que la Policía Nacional revisó el montaje y las instalaciones poco antes de la fiesta. La delegación del Gobierno dice que eso no ocurrió en absoluto.

Sale a la luz el informe redactado por dos agentes del Cuerpo Nacional de Policía que acudieron al Madrid Arena un par de horas antes de la macrofiesta para recopilar la documentación requerida en estos eventos.

Esta documentación incluye el certificado de instalación de estructuras, de materiales ignífugos, de instalación eléctrica y de servicios sanitarios. El informe del Ayuntamiento, que según la delegación del Gobierno contiene errores, asegura que esta visita era una inspección de las instalaciones.

Sin embargo, la delegación del Gobierno, máxima responsable de la Policía, responde que ésa no es una competencia de los agentes y que su misión era exclusivamente recoger la documentación administrativa. Pese a ello, los agentes permanecieron dos horas en el Madrid Arena.

Acompañaron al responsable de seguridad de la empresa Seguriber hasta su despacho para recoger un informe que faltaba y en el camino pudieron ver extintores fuera de su lugar correspondiente o la vía de acceso de los bomberos bloqueada por vallas de seguridad, retiradas tras su advertencia.

En el atestado se recoge cómo el responsable de seguridad de Seguriber, identificado como señor Camaño, les comentó que habían habilitado un aparcamiento para que los jóvenes, previo pago de diez euros por coche, pudieran realizar botellón y que entrarían en el recinto cuando comenzara la actuación principal.

Ése fue el momento en que se produjo la avalancha que mató a cuatro chicas.

En su informe, los dos policías señalan que todas esas apreciaciones sobre fallos de seguridad, más allá del cometido concreto de su visita, las hicieron sólo por un exceso de celo profesional.

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