Prisiones

La cocinera asesinada por un preso en Tarragona había advertido de su peligrosidad

Los funcionarios aseguran que mantendrán las protestas tras el asesinato de su compañera en la cárcel de Mas d'Enric de El Catllar (Tarragona). Quieren que se tomen medidas drásticas que garanticen su seguridad.

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Los funcionarios de prisiones están en pie de guerra. Han cortado, con barricadas, los accesos a las cárceles catalanas y hay protestas en toda España. Piden más seguridad tras el asesinato de una cocinera a manos de un preso en la cárcel de Mas d'Enric de El Catllar (Tarragona) . Nuria tenía 48 años y fue degollada por un recluso que después se suicidó.

La cocinera ya había alertado de la peligrosidad de este preso. Ocurrió después del turno de comidas, sobre las 17:00 horas. Estaba sola en la cocina y sus compañeros creen que con más personal se podría haber evitado el crimen. También se preguntan por qué había sido destinado a trabajar en las cocinas de la prisión porque "tenía un perfil psicológico de un psicópata". Sin embargo, fuentes de Instituciones Penitenciarias aseguran a EFE que no hay constancia de que sufriera ninguna patología mental.

Trabajaba en la cocina de la prisión desde 2018 sin conflictos, aunque los servicios penitenciarios revisarán ahora si hubo errores en ese itinerario de reinserción. Cumplía los tres últimos años de una condena de 11 años de cárcel por asesinar a puñaladas a una mujer prostituida en 2016. En ese caso, había contactado con ella a través de los anuncios en páginas de contactos por internet y después del crimen se entregó en la Comisaría de la Policía Local de Valls (Tarragona).

Por el momento se desconoce cuál pudo ser el detonante de la agresión mortal a la cocinera. Según las fuentes, el preso, natural de Rumanía, no se había visto involucrado desde que trabajaba en la cocina en ningún incidente, por lo que se le mantenía el itinerario para la reinserción con trabajos comunitarios.

Indignación de los funcionarios de prisiones

Las manifestaciones tras el crimen no cesan. Aseguran que muchos otros funcionarios también han sufrido agresiones "y no ha pasado nada". Ahora exigen que se depuren responsabilidades y se refuercen los turnos con más personal.

En la prisión de Mas d'Enric, donde se produjo el asesinato de esta trabajadora, los funcionarios han levado dos barricadas con neumáticos, ramas de árboles y piedras para impedir el acceso al centro penitenciario. Estos cortes de acceso a los centros penitenciarios están impidiendo que los trabajadores puedan entrar o salir, así como realizar los cambios de turno, que solo se levantarán si hay una emergencia sanitaria o si lo pide algún funcionario que vea peligrar su integridad física, ha explicado a EFE Alberto Gómez, coordinador del sindicato CSIF.

Los sindicatos reclaman desde hace meses más recursos humanos y materiales, un cambio en las políticas penitenciarias actuales, que consideran laxas, lo que -dicen- pone en riesgo su integridad física y una dimisión en bloque de la actual cúpula

El jueves, también protestaron por el crimen de su compañera Nuria frente a la puerta del Departamento de Justicia de Cataluña con gritos de "asesinos". Exigían la dimisión de Amand Calderó, secretario de Justicia de Cataluña y de Gemma Ubasart, consejera de Justicia de Cataluña. Dicen que tienen miedo, Una de las compañeras de la asesinada aseguraba haber estado en varias ocasiones con el preso. También, con lágrimas en los ojos contaba, aún conmocionada, que se cambiaba junto a Nuria en el vestuario. No pueden creer lo que ha pasado aunque llevan tiempo denunciando el incremento de las agresiones, según Manuel Galisteo, coordinador de la asociación de funcionarios "en el último año hay 1 agresión cada 16 horas" y cuenta que "las prisiones se han convertido a día de hoy en escuelas del delito".

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