Las autoridades locales del Pirineo leridano insisten en que la situación es de riesgo extremo. Centenares de vecinos de la comarca han sido evacuados y permanecen a salvo realojados en hoteles, así como las decenas de turistas que ocupaban los campings de la zona.
La crecida del río Garona por la lluvia y el deshielo ha sido mucho más fuerte de lo esperado y ha obligado a cerrar las carreteras principales, lo que ha provocado cortes eléctricos y el desalojo de varios de centenares de vecinos. Las fuertes lluvias -115 litros en 24 horas en Viella- y el deshielo de la gran cantidad de nieve acumulada este invierno ha provocado un importante aumento del caudal de los ríos Garona, Noguera Pallaresa y Noguera Cardós, que se han desbordado en varios puntos y han obligando a desalojar las viviendas situadas cerca de su caudal, que ha ganado terreno a la tierra.
Los cámpings de la zona también han tenido que ser desalojados, aunque muchos no estaban aún abiertos, al no haber llegado aún la temporada de verano. Lo mismo ha pasado con los hoteles. El casco viejo del pueblo de Viella, capital de la comarca del Vall d'Aran, ha quedado inundado y sus vecinos han tenido que ser desalojados de sus casas. La máxima preocupación de los araneses es ahora como quedará la planta baja de sus viviendas, a las que esperan poder acceder pronto para comprobar los daños que han sufrido.
Son más de 4.000 los hogares que esperan ver restablecido este miércoles el suministro eléctrico. Dos helicópteros de la compañía Endesa han desplazado grupos electrógenos para atender las incidencias.
Las previsiones meteorológicas dibujan para esta jornada un mapa de intensas precipitaciones y nuevas crecidas de los ríos. Se esperan hasta 50 litros de agua por metro cuadrado. Se pide por ello a la población que extreme las medidas de prevención. Se deben evitar los desplazamientos en coche y se desaconseja acercarse a los cauces y puentes de los ríos. 1.400 alumnos de primaria y secundaria permanecerán en casa, sin colegio.
Cuatro carreteras comarcales y nacionales siguen cortadas anegadas o inhabilitadas por desprendimientos.
Benasque, la más afectada
Un hombre ha estado a punto de morir ahogado en Benasque, en el Pirinero de Huesca, que observaba de cerca el río Ésera, cuando la tierra cedió bajo sus pies por la fuerza de la corriente.
Ha salvado la vida gracias a que pudo agarrarse a un cable y a la ayuda de varios vecinos.
