Donald Trump y Jair Bolsonaro

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CAMBIO CLIMÁTICO

De Trump a Putin: Los negacionistas que cada vez niegan menos el cambio climático

Donald Trump sorprendió al mundo con aquello de que el cambio climático era un cuento chino para dañar a la economía de Estados Unidos. Putin le quitó importancia y llegó a decir que sería bueno para su país porque tendrían que gastar menos en abrigos de piel. Sarkozy argumenta que hace 4.500 millones de años que el clima cambia así que no puede ser sólo culpa del hombre y Bolsonaro considera que es cosa de activistas gritones.

Donald Trump decía en 2012 que el cambio climático era un invento de los chinos para hacer menos competitivos los productos fabricados en Estados Unidos así que no estaba dispuesto a tomar medidas que dañaran a la economía de su país.

Retiró a Estados Unidos del Acuerdo de París en 2017 y por lo tanto de los compromisos que deben seguir los países para contrarrestar el calentamiento global. No dudó en derogar algunas medidas de Obama sobre la reducción de emisión de gases y defendió el negocio del carbón como una materia prima "limpia y hermosa".

Trump profundizó luego en el tema con sus asesores y matizó a su estilo: "Creo que algo está pasando, no creo que sea un engaño, creo que probablemente hay diferencias".

Al presidente ruso le pasó algo parecido. Putin le quitaba importancia y llegó a decir que "sería bueno para su país porque tendrían que gastar menos en abrigos de piel" aunque una década después ya habla de que es "uno de los mayores retos de la humanidad".

En Francia Nicolás Sarkozy provocó un terremoto en la opinión pública cuando dijo que "el clima lleva 4.500 millones de años cambiando así que no puede ser sólo culpa del hombre".

Desde Brasil el nuevo presidente Jair Bolsonaro es el más contundente contra el cambio climático, desprecia las investigaciones de los científicos y asegura que "es cosa de activistas gritones". Culpa a los medios de comunicación y niega que el Amazonas sea un pulmón del mundo.

Los defensores del cambio climático les critican que siempre comparen las temperaturas con las de 1998 un año que fue excepcionalmente cálido y aseguran que la estrategia de los negacionistas es minimizar los efectos aunque la ONU hable de calentamiento imparable si no hay un compromiso global para evitar que la temperatura mundial siga subiendo y frenar las olas de calor, la subida nivel del mar, las migraciones masivas o el deshielo.

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