El espía ruso
¿Por qué Estambul era clave para el espía Pablo González? Estos fueron sus últimos pasos antes de la detención
Antena 3 Noticias ha tenido acceso a la documentación que confirma que Pablo González o Pavel Rubtsov llevaba casi quince años trabajando para el GRU, el servicio militar de inteligencia ruso. Realizaba informes sobre personas y lugares de interés para el Kremlin. Hoy vamos a repasar sus últimos movimientos, justo antes de ser detenido.
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Las contundentes pruebas sobre la verdadera identidad de Pablo González están teniendo repercusión. La plataforma para la Seguridad de los Periodistas del Consejo de Europa ha desactivado la alerta que emitió por la detención González, cuando aún querían pensar que era una periodista, y no un espía. La plataforma dice ahora que "los cargos contra él, que llevaron a su detención en Polonia, no estaban relacionados con sus actividades periodísticas".
Poco antes de su detención, Pablo González aún se hacía pasar por periodista, y enviaba sus crónicas a la cadena de televisión LaSexta, entre otros medios. En esos días, mantuvo un intercambio de mensajes a través de Whatsapp en los que les dijo que se tomaba un descanso. Ocurría cuando las autoridades polacas ya sospechaban de él y lo mantenían bajo vigilancia. Se fue a Estambul.
La ciudad de Estambul es clave en esta historia
La ciudad de Estambul era donde el espía recibía instrucciones de sus jefes rusos. Instrucciones como, por ejemplo, fotografiar infraestructuras críticas, como puentes o centrales eléctricas en Polonia, que los servicios rusos pudieran sabotear. Y, de hecho, las autoridades polacas encontraron miles de fotografías de ese tipo en los dispositivos de González. Así lo ha podido confirmar Antena 3 Noticias, en los documentos a los que hemos tenido acceso.
Son sus últimos pasos. Sus últimos movimientos antes de la detención. Retrocedemos a febrero de 2022. El GRU, el servicio de inteligencia militar ruso, envía a Pablo a Ucrania. Pero nada más pisar el país, es retenido durante 12 horas. Sospechan que es un espía. Pero no pueden demostrarlo. Y es puesto en libertad.
Los audios de Pablo González
"Me acaban de cambiar un poco los planes, nos están llevando a la fábrica de Dnipró y estaré un poco incomunicado durante una hora", este es uno de los audios que Pablo intercambia con nuestros compañeros de la Sexta. "Me han quitado el ordenador porque no me dejan llevármelo ahí porque es una instalación de máxima seguridad", decía.
De Ucrania, se mueve a Turquía. Donde, según las fuentes consultadas por Antena 3 Noticias, recibe nuevas órdenes de sus superiores. Para justificar que no va a estar disponible, que no va a poder hacer ninguna cobertura como periodista, dice que se toma unas vacaciones. "Buenos días, Pablo. Cuéntame cuando puedas por dónde andas. ¿En Estambul? ¿Ya camino de Varsovia?", un mensaje al que Pablo responde: "¡Hola! Pues intentando desconectar. Creo que me tomaré unos días para ver la ciudad y bajar un poco el nivel de nerviosismo".
Nueva ubicación
El 14 de febrero, de nuevo, cambia de ubicación: viaja a Polonia. Donde aún mantiene la cobertura de su pareja, la periodista que responde a las iniciales M.C. En ese momento, Pablo se cree inmune, protegido. Pero los agentes polacos saben perfectamente quién es.
3 días después, el 17 de febrero. Vuela a España. La invasión de Ucrania parece inminente. Y el CNI habla con Oihana, su mujer.
Así fue su detención
24 de febrero. Rusia entra en Ucrania. Y justo en ese momento, Pablo González llega a Polonia. 72 horas después, los servicios de inteligencia polacos lo detienen en la frontera. Lo acusan de espionaje. Y en el registro de sus dispositivos encuentran cientos de fotos de infraestructuras polacas que, obviamente, no tienen ningún interés periodístico ni mucho menos turístico.
Descubren que Pablo lleva meses haciendo lo que se conoce como "reconocimientos hostiles". Identifica y localiza puntos estratégicos para el país. Localizaciones que podrían ser bombardeadas por Rusia.
Es 28 de febrero. Pablo, finalmente, entra en la cárcel. Lo que quizá no imaginaba es que pasaría allí más de 900 días.
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