Cuba

La historia de 4 'plantados' de cárceles cubanas por oponerse a la dictadura castrista

Cuba se prepara para otra marcha cívica en contra del régimen. 4 'plantados', presos políticos de Cuba, recuerdan los horrores que vivieron en prisión por soñar con una vida mejor.

Publicidad

Las autoridades cubanas devuelven las credenciales para poder volver a trabajar a 2 de los 5 periodistas de la Agencia Efe afectados por la medida. La decisión llega después de que el Ministerio de Exteriores convocara al responsable de Negocios de la Embajada, el máximo responsable ante la ausencia del embajador. La tensión en la isla aumenta ante la inminente marcha cívica por el cambio que se va a celebrar este lunes.

El líder de esa protesta denuncia que agentes de paisano rodean su casa y teme que las autoridades de La Habana no le dejen asistir. En plenas tensiones sociales, la historia de los presos políticos cubanos vuelve a la memoria.

La historia de 4 opositores al régimen

Ángel, Luis, Ernesto y Maritza son 'plantados', presos políticos que se negaron a ponerse el uniforme de presidiarios. Desafiaron a Castro y sufrieron torturas y vejaciones. "Nos ponían ruidos descomunales para volvernos locos. Un preso político se suicidó, o nos doblegábamos o no salíamos vivos", relata Luis que pasó 27 años en prisión.

A Ángel pasó 20 años y 7 meses en prisión se le desgarraba el alma cuando fusilaban a sus compañeros. "Sentía las descargas de los fusiles y luego sentía el tiro de gracia. No paraba de llorar porque eran compañeros y amigos míos", cuenta.

En su caso, Ernesto escribió 9 libros en cajetillas de tabaco en los 32 años, 3 meses y 19 días que pasó encerrado. Cuando un preso salía en libertad, los sacaba escondidos en sus partes íntimas. "Preferimos inclusive la muerte antes que someternos a los dictámenes del régimen comunista de Cuba", asegura.

Maritza tiene grabados en la retina el horror de las celdas de castigo que vivió durante 5 años. "Llegué a pensar que estaba en el infierno, que estaba muerta". Asegura que el pulso de calle de los últimos meses es el punto de partida para la Cuba democrática con la que ellos soñaron.

Publicidad