Los refugiados frente a la casa de la infancia de Donald Trump

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Una iniciativa de Oxfam

Cuatro refugiados pasan el fin de semana en la casa de la infancia de Donald Trump

Oxfam realizó está acción tras la decisión de la Corte Suprema de los Estados Unidos de aprobar el decreto del presidente Donald Trump que prohíbe durante 90 días la entrada de refugiados procedentes de Siria, Irán, Sudán, Libia, Somalía, Yemen e Irak.

Cuatro refugiados pasaron el fin de semana en la casa de la infancia de Donald Trump, en Nueva York, y compartieron su historia para llamar la atención sobre la crisis de refugiados, mientras las Asamblea General de las Naciones Unidas se reúne esta semana con la presencia del presidente de los Estados Unidos.

Oxfam alquiló el sábado la casa en la que Donald Trump pasó su infancia e invitó a cuatro refugiados a hablar con periodistas sobre su experiencia, con motivo de la decisión de la Corte Suprema de los Estados Unidos de aprobar el decreto del presidente Trump que prohíbe durante 90 días la entrada de refugiados procedentes de Siria, Irán, Sudán, Libia, Somalía, Yemen e Irak.

La casa de tres pisos es de estilo Tudor y se encuentra en Queens. Fue construida por el padre de Trump, Fred, en 1940. El pequeño Donald Trump vivió en esa casa hasta los cuatro años. Actualmente está disponible para su alquiler en la plataforma Airbnb por 725 dólares la noche.

Una de las invitadas por Oxfam, Eiman Ali, de 22 años, mirando a su alrededor confesó que: "saber que Donald Trump estaba aquí con cuatro años me hace pensar dónde estaba yo a esa misma edad". "Todos hemos sido niños y se nos ha criado para ser ciudadanos productivos, que tienen sueños y esperanzas", concluye.

Ali tenía tres años cuando llegó a Estados Unidos huyendo de la guerra en su Somalía natal. Como ella, Ghassan al-Chahada, un refugiado sirio de 41 años que llegó a Estados Unidos con su esposa y tres hijos en 2012, "antes de que comenzara a el conflicto en Siria, soñábamos con venir a América", relata Ghassan.

Mirando por la ventana que da al patio delantero de la residencia, Ghassan pensaba qué le diría al presidente, "le aconsejería que recordase cómo se sentía cuando dormía aquí", y añade, "si fuese capaz de estar en sintonía con quien era de pequeño, con la compasión y misericordia de los niños, sería una gran persona".

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