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UN AÑO DE LA SENTENCIA QUE CAMBIÓ TODO

De la sentencia de Gürtel a la primera moción de censura aprobada

La sentencia de Gürtel, dictada hace un año, cambió el rumbo político de España en poco más de una semana; ocho días frenéticos hasta la moción de censura que acabó con el Gobierno de Mariano Rajoy y llevó a Pedro Sánchez a La Moncloa.

Cuando la aprobación de los Presupuestos en el Congreso despejaba -aparentemente- la legislatura y daba un respiro a Rajoy, cuando todo eran parabienes... llegó la sentencia que precipitó todo. El 24 de mayo de 2018 Rajoy despertaba con unas cuentas aprobadas que aparentemente le iban a permitir agotar la legislatura, ocho días después perdía el Gobierno.

24 de mayo: LA SENTENCIA

La Audiencia Nacional hacía pública la sentencia del caso Gürtel: 33 años de cárcel para el extesorero del PP, Luis Bárcenas. También condenaba al partido y a la exministra Ana Mato por lucrarse con la trama aunque fuera sin conocimiento y daba por probada la caja B de los populares desde al menos 1989. Los dirigentes del PP trataron de quitar hierro al asunto e incluso el Gobierno subrayaba que los hechos no le afectaban "en modo alguno". Mientras Ciudadanos admitía que se tenía que replantear su apoyo al Gobierno, Podemos instaba al PSOE a presentar una moción de censura. Pedro Sánchez reunía de urgencia a su equipo en Ferraz. Su plan para desalojar a Rajoy se ponía en marcha.

25 de mayo: SÁNCHEZ PRESENTA SU MOCIÓN

El PSOE confirmó que iba a registrar su moción de censura, incluso de que Pedro Sánchez tratase el asunto con su ejecutiva. El secretario general compareció en Ferraz para pedir a los 350 diputados del Congreso su apoyo a esta moción con la que quería recuperar la "dignidad" de la democracia, además de asegurar que convocaría elecciones "cuanto antes". Una primera promesa que, por cierto, no cumplió. Rajoy también compareció de urgencia en La Moncloa para lamentar que Sánchez quisiera gobernar "a cualquier precio" y advirtió de que un Gobierno con apoyo de los independentistas era "inviable". Algo que por cierto en esas horas habían sugerido voces socialistas -críticos con la dirección- que advertían del peligro de depender de los nacionalistas.

26 de mayo: EMPIEZA EL BAILE

El PSOE empezaba a tantear a los partidos mientras avanzaba su intención de gobernar en solitario y reiteraba su compromiso de convocar comicios en "unos meses". Podemos dejó claro su apoyo desde el principio, Ciudadanos rechazaba esa moción "irresponsable" y el resto prefirió, en aquel momento, no dejar nada claro. El PNV, por ejemplo, hablaba de analizar la "seriedad y viabilidad" de la moción mientras los independentistas pedían apoyo a los "presos políticos y exiliados".

27 de mayo: NADA QUE NEGOCIAR

El PSOE no pensaba negociar nada para lograr su voto en la moción de censura, porque consideraba que ese instrumento era la "única alternativa" para acabar con la "ingobernabilidad" del país, dijo aquel día José Luis Ábalos. Los independentistas catalanes y Bildu seguían poniendo condiciones sobre la mesa aunque se mostraban ya proclives a apoyar, mientras el PNV mantenía la incógnita. Y Mariano Rajoy decidía, por su parte, liberar su agenda ante la batalla final que se avecinaba.

28 DE MAYO. El PSOE avala al líder.

Comité Federal del PSOE avaló por unanimidad la moción de censura, aunque Sánchez tuvo que escuchar a algunos de sus críticos que, como Susana Díaz o Emiliano García-Page, le advertían de que no podía hacer concesiones al independentismo y pedían elecciones pronto. Pablo Iglesias anunciaba una consulta a las bases de Podemos sobre la moción y Albert Rivera se ofrecía a Rajoy para buscar con él un final "ordenado" convocando elecciones. Y Ana Pastor puso fecha a la gran cita: Sería dos días después, el 30 de mayo. Los socialistas, mientras, intensificaban los contactos y Sánchez se centraba en los más duros de pelar: Aquella noche el líder socialista llamó al presidente del PNV, Andoni Ortuzar.

A dos días para la moción Sánchez seguía haciendo cuentas para sumar los apoyos necesarios, porque aún, al menos oficialmente, no contaba con los 176 votos necesarios. En esa jornada se sucedieron las reuniones entre los socialistas y otros partidos -algunas en el Congreso, otras lejos de los focos- mientras el líder socialista ofrecía públicamente consensuar con el resto de grupos una fecha para celebrar elecciones generales. También se intensificaban los mensajes: Sánchez avisaba al resto de la oposición de que "no había cálculo político" que justificara su negativa a echar a Rajoy. Podemos ayudaba con más presión, cuando su líder, Pablo Iglesias, anunciaba su intención de presentar otra moción de censura si Sánchez fracasaba en su intento.

31 de mayo: EL DESENLACE

Llegó el debate de la moción de censura, y Pedro Sánchez la defendió ante el pleno del Congreso con un primer mensaje dirigido a Rajoy: "Dimita ahora y todo terminará", mientras insistía en que su iniciativa era necesaria por "higiene democrática". "Esta moción ha llegado al asalto, con nocturnidad y alevosía", dijo, por su parte, Rajoy, quien acusó a Sánchez de oportunista y defendió la honradez de los 'populares' a pesar de la sentencia que les había llevado hasta ese momento. El debate se interrumpió a mediodía y Rajoy se fue a comer con los suyos. Ya no volvió al Congreso aquella tarde en la que recibió la dramática llamada de Ortuzar que le anunciaba el apoyo del PNV a la moción. Ni siquiera regresó para decir que no pensaba dimitir, le dejó ese mensaje a su secretaria general, María Dolores de Cospedal. El escaño vacío de Rajoy, ocupado por el bolso de su vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, fue la imagen del principio del fin. Como lo fue también la salida del presidente, ya de noche, del restaurante al que fue a comer y en el que se refugió durante horas tras conocer su caída.

1 de junio: PEDRO SÁNCHEZ, PRESIDENTE

La suerte ya estaba echada, y la cuarta moción de censura presentada en democracia fue también la primera en salir adelante. Se aprobó por 180 votos a favor e hizo a Pedro Sánchez presidente del Gobierno. "Suerte a todos ustedes por el bien de España", con esta frase se despedía de la cámara Mariano Rajoy. Fue, además, el primero en cruzar el hemiciclo para estrechar la mano del nuevo inquilino de La Moncloa antes de marcharse. Se abría entonces un nuevo ciclo político en el que en menos de un año ha pasado, también, casi de todo.

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