Acostumbradas a estar en la sombra, en un segundo plano, sus caras reflejan la felicidad de un reto conseguido y algo para inmortalizar. "Son niñas muy valientes también, ¿no?", dice Izzat Jandali, formador de la Liga en Za'atari.
En este campo de refugiados sirios, en Jordania, luchan por escapar de un futuro habitual en estas comunidades. Muchas veces son apartadas de las actividades colectivas: "Les espera una vida muy difícil, el tema de los matrimonios concertados y tal...", nos cuenta Javier García, formador deportivo en Za'atari.
"Queremos dar la oportunidad a las niñas para que puedan practicar deporte y ellas están muy ilusionadas", dice Izzat. Ahora, ya sueñan con ver a sus equipos favoritos. Nos cuenta la madre de una pequeña que gracias al deporte las chicas han ganado en confianza y piensan que no hay imposibles. Este proyecto arrancó con 25 y ahora ya con más de trescientas.
"Poco a poco estamos consiguiendo que haya entrenamientos mixtos y jueguen juntos y juntas", relata Javier García. Mención especial para árbitras y entrenadoras, quienes durante mucho tiempo han sido invisibles, que han trabajado para que las familias dejen jugar a las pequeñas.
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