Es Adán. El primer hombre, y por tanto el símbolo de las proporciones perfectas. Así lo esculpió Tullio Lombardo hace más de 500 años y así lucía en el Museo Metropolitano de Nueva York hasta que la estatua cayó en el año 2002, y no precisamente ante Eva. Cedió el pedestal original y se rompió en 28 pedazos.
Y aquí comienza nuestra historia. Historia de verdad de 'Renacimiento'. Porque durante nada menos que 12 años los restauradores han ido minuciosa y escrupulosamente uniendo cada mínimo fragmento.
No querían perforar las piezas para usar tornillos metálicos. Casi casi como se hace con muchas fracturas humanas. Buscaron lo más sofisticado para devolver a Adán su perfección.
La fibra de vidrio. Poco a poco, con esmero, paciencia y ciencia en 3D obraron el milagro: restaurar lo que parecía irrecuperable. Y Adán vuelve a erigirse en el Museo de Nueva york. Sí, han tardado 12 años, pero sólo Dios podía hacerlo en un día.