Tormentas
Bruce Springsteen, la tormenta que desafió al cielo en Donostia
Una descarga eléctrica real y otra musical marcaron un épico concierto interrumpido por rayos, pero rematado con más fuerza por un Bruce imparable.
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El cielo rugió sobre Anoeta y obligó a suspender el concierto de Bruce Springsteen, pero fue él quien regresó como una tormenta aún más poderosa. Tras media hora de parón por rayos e intenso aguacero, el 'Boss' volvió con un vendaval de energía ante 40.000 fans. Lluvia, crítica política y clásicos del rock en una noche inolvidable.
El espectáculo comenzó con 'Lonesome Day'. Eran las nueve de la noche, y el bochorno y pesadez ambiental, después de alcanzarse los treinta grados durante la jornada, auguraban el aguacero que en apenas una hora y media después descargó sobre Anoeta.
No faltaron las críticas del músico hacia Donald Trump. Sus mensajes al respecto eran traducidos en pantallas gigantes tanto en español como en euskera.
Intensa lluvia
Se acercaban las diez y media de la noche, y Springsteen, armado con su guitarra acústica, rasgaba las cuerdas para entonar 'House of a thousand guitars'. Pocos segundos después, la lluvia intensificó su fuerza y la intensidad de las descargas eléctricas en el cielo donostiarra obligaron a que parara y los músicos abandonaran el escenario. Los técnicos cubrieron los instrumentos y se refugiaron en el back stage. El público al descubierto, intentó aguantar la tromba, pero en pocos minutos la intensidad de la tormenta hacía que muchos de ellos se refugiaran en la grada. Sólo su legión de incondicionales de las primeras filas, capaces de esperar días para ocupar esos puestos, se mantuvieron frente al diluvio que caía. Tras la tormenta real, que duró media hora, no se puede afirmar que regresara la calma.
Porque la lluvia cesó, pero la tormenta fue sustituida por una avalancha de fuerza rockera, intensa y enérgica, liderada por el genio de Nueva Jersey. Llevó en volandas a su público, durante una hora y media más de música.
El concierto que mostró una vez más la comunión entre San Sebastián y el 'Boss' finalizó quince minutos antes de la una de la madrugada. Un concierto para el recuerdo, y con la esperanza de que en el futuro se pueda vivir un feliz reencuentro.
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