Como Lagertha ya no puede tener más hijos, Ragnar se lleva a su familia y seguidores al templo de Uppsala para asistir a un gran rito. Allí, jura fidelidad al rey Horik de Dinamarca, quien designa a Ragnar embajador ante el conde Borg de Gotaland, un rival que quiere usurpar las tierras de Horik.
Siggy le reprocha a Rollo que no mire por su propio interés. Los sacerdotes le preguntan a Athelstan, vestido con atuendos vikingos, sobre sus creencias y se dan cuenta de que, a pesar de que diga lo contrario, no ha renunciado al cristianismo y declaran que no es adecuado para ser sacrificado a los dioses.
Leif, un seguidor de Ragnar, se presenta voluntario para reemplazar a Athelstan y es sacrificado a manos del rey Horik junto a otros ocho hombres y varios animales.