A punto de llegar a Calenda, Sara y su hija Leire sufren un accidente con el coche. Han chocado contra algo en el camino de acceso pero, al salir a comprobar los daños, descubren que el objeto o animal contra el que se golpearon ha desaparecido. Leire, convencida de haber escuchado algo, se adentra en el bosque siguiendo el rastro. Inmediatamente nota cómo unos ojos brillantes le observan inquietos entre la maleza, una mirada profunda que le aterra y le atrae a partes iguales. Después, el silencio.

A pesar de este mal comienzo, presagio de terribles sucesos, Sara y Leire consiguen llegar hasta el pueblo. Tras pedir el traslado profesional a Calenda, Sara está dispuesta a rehacer allí su vida junto a David, capitán del cuartel de la Guardia Civil, marido de Sara y padre de Leire. Sin embargo, esa misma noche el capitán Costa desaparece misteriosamente. En la comisaría en la que trabaja nadie sabe nada de su paradero. El capitán Costa ha desaparecido sin dejar rastro.

David prometió abandonar su anterior estilo de vida, lleno de peligrosas investigaciones policiales, incursiones militares y operaciones encubiertas. Sin embargo, todo apunta a que no ha sido así.

Dados los antecedentes en misiones peligrosas del capitán Costa, Sara pone en marcha de inmediato una investigación policial para averiguar lo sucedido. David no desaparecería sin dar explicaciones después de que su mujer y su hija lo hayan abandonado todo por él. Está convencida de que algo muy grave ha tenido que pasar.

Todos los compañeros se volcarán en buscar a su capitán. Sin embargo, a cada paso que dan, la investigación parece complicarse más, con extraños sucesos y nuevas desapariciones para los que no parece haber una explicación racional. A pesar de los intentos de Sara por brindar una explicación lógica a lo que ve, oye y siente, los hechos superarán las tesis más razonadas.

Los habitantes de la comarca no tardarán en resucitar antiguas leyendas que siempre rondaron la región: mitos sobre hombres transformados en lobos que aprovechan la noche para atacar a personas inocentes.

La llegada de Sara unida a la desaparición del capitán supondrá un verdadero terremoto para el viejo cuartel de Calenda, donde los inexpertos guardias civiles sólo están acostumbrados a lidiar con peleas de borrachos y robos de ovejas. A pesar del shock inicial, la investigación acabará convirtiéndose en un acicate para el equipo de la Policía Judicial, que echará mano de sus mejores cualidades para estar a la altura de las nuevas exigencias.