Sandra (Ana Fernández) , por su parte, extraña un pendiente muy querido, el que le regaló su hermana y que dijo le devolvería sin falta. Se teme lo peor: que lo ha perdido en Villa Dorita pero no duda en volver a buscarlo.
Las transformaciones inesperadas corren de la mano de Lucas, que no consigue pasar desapercibido ni para su nueva familia ni para sus compañeros de clase, que piensan que está alejado de sus padres por un motivo bien distinto al real. Si no les bastaba con los conflictos que de por sí acarrean sus nuevos hijos, a Mario (Antonio Garrido) y a Jimena (Angie Cepeda) les llega la hora de la crisis de pareja. O por lo menos eso es lo que piensa su vecina Rosa Ruano, que organiza unas sesiones de yoga y de terapia conyugal, invitando a su manera (que es siempre de forma obligatoria) a Mario y Jimena.
Y es que si Rosa revoluciona el vecindario, su hija Claudia (Esmeralda Moya) hace lo mismo con su clase. Ella y Sandra (Ana Fernández) lucharán por coordinar el calendario de 2010, un evento que supone mucho más que poner anillas a los doce meses. Y entre pesadillas, desapariciones y transformaciones, la familia continuará ajena a los ojos que los acechan día y noche y que cada vez están más cerca. ¿Cómo es posible?