El dinero no tarda en llegar, pero también los problemas. Fátima se establece con su hijo en casa de Patty y Teresa, y la convivencia no va a ser nada fácil.
Sin embargo, ese es un minúsculo contratiempo en comparación con las nuevas amenazas que se empiezan a perfilar en el horizonte. Dris, decidido a salvar su pellejo y a acabar para ello con Teresa, contacta con la gente de Culiacán que envió a la mexicana a su club en Melilla. Y por otro lado, las mafias que hasta ahora hacían negocios con Oleg no están dispuestas a perder su fuente de ingresos así como así... la sangre está a punto de correr, de nuevo, en la vida de Teresa Mendoza.