"La venganza es un plato que se sirve con nitrógeno líquido" por @norcoreano

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@NORCOREANO COMENTA EL PROGRAMA

"La venganza es un plato que se sirve con nitrógeno líquido" por @norcoreano

El tuitero @norcoreano comenta el sexto programa de 'Top Chef' donde la guerra de restaurantes fue la protagonista. Esto es lo que nos cuenta: Ayer Chicote abrió las puertas de su restaurante para que los concursantes convirtiesen Yakitoro en “Pesadilla en la cocina”.

Según la cultura popular española, ser un Fitipaldi significa fliparse un poco con el coche, pasarse con la velocidad. El término no está recogido en la RAE pero si algún día lo introducen, es probable que vaya acompañado de otro neologismo, Filippetti: que se flipa en los concursos de cocina”.

Nos ponemos en situación: ayer Chicote y Roncero cedieron sus restaurantes a los concursantes para que los mancillaran sin pudor y pisotearan su prestigio. La mitad de los concursantes cocinaron en Yakitoro, la otra mitad en La Terraza del Casino. El estrés de ceder su “casa” provocó un momento “Vito Corleone” de Chicote: “¿Vienes a mi casa el día de la boda de mi hija a llamar ensalada a dos hojas de rúcula?”. Pero el protagonista indiscutible de la noche fue Filippetti.

El maestro zen argentino aguantó estoico las críticas de los rivales del otro equipo, que habían probado su menú como clientes en La Terraza del Casino. Filippetti se fue a dormir como Arya Stark en Juego de Tronos, recitando los nombres de sus enemigos: Rakel, Rosa, Manu, Richard, Raquel, Rosa, Manu, Richard… sabiendo que a la mañana siguiente las tornas cambiaban en Yakitoro, sus rivales cocinaban y él hacía de crítico. El argentino entró en Yakitoro, caminó con temple hasta su mesa y esperó el momento de mayor estrés en la cocina para pedir un plato celíaco. Filippetti, que desayuna pizzas. La venganza es un plato que se sirve frío, en este caso con hidrógeno líquido. Filippetti, que obviamente no sufre intolerancia alguna, se transformó por unas horas en “aliado celíaco” y eso alteró a sus rivales:

Por algún motivo, los chefs que llevaban dos horas preparando “sobaos japoniegos de chocolate blanco” sin tener ni idea de lo que estaban haciendo se enfadaron cuando le pidieron un sobao pasiego de chocolate blanco sin gluten. Pero Filippetti es así, maquiavélico, y ayer cambió su dignidad por una semana más en el concurso. Veremos cómo afecta esto al feeling entre concursantes. Yo mientras tanto he alquilado un autobús naranja con un mensaje escrito para dar vueltas por España:

Los españoles comen sobaos,

los japoneses comen sushi.

¡Que no te engañen!”.

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