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Testimonio

Las lágrimas de un médico contagiado de coronavirus que han emocionado a Susanna Griso

Salvador Espinosa es un médico del Summa que se infectó de covid-19. Continúa muy afónico como efecto secundario del tubo que tuvo en la UCI. Aún necesita una máquina de oxígeno para poder respirar. Hace 52 días que ingresó en el hospital, le han dado el alta hace una semana y ahora está "aprendiendo a vivir e intentando curar las heridas del cuerpo y las del alma".

Salvador tiene 58 años. Señala que muchos sanitarios se han contagiado porque no ha habido formación para los profesionales. Explica que no es fácil saber manejar la situación: desde cómo subir a un paciente a una ambulancia o cómo manejarte dentro de la casa del enfermo. "A nadie se le ocurre darle a un bombero un equipo de respiración autónoma sin explicarle cómo hacerlo y eso es lo que han hecho con nosotros", lamenta.

"Muchos amigos míos están metidos en un cajón de pino y lo que más me jode es que yo podría haber estado en estos cajones", señala emocionado. Ha estado 46 días ingresado, de los cuales 25 han sido en una habitación de una planta del hospital donde recuerda que cada vez que una compañera llamaba a la puerta para avisarle que iban a entrar se colocaba la mascarilla. "Cuando conseguí caminar tenía 7 metros de largo y de ancho y la puerta era el límite que no podías traspasar", relata.

Le indigna la falta de acuerdo de los políticos en torno a la gestión del coronavirus. Cuenta que él lleva 30 años trabajando en el Summa y ha trabajado con distintos equipos con un objetivo común: el paciente. "Ahí no había nada más que discutir", cuenta. "En la planta en la que he estado seguro que todos pensaban distinto pero tenían un objetivo común que era salvarme a mí la vida. Y sin embargo veo que aquí hay un montón de gente que están todo el día peleándose y parece que no tenemos el mismo objetivo. Parece que la gente con esas discusiones es que salen a la calle sin ningún cuidado y esto es muy jodido.

Tengo 58 años y estoy enganchado a una fuente de oxígeno", afirmaba emocionado. "Lo que más me jode es que no nos pongamos de acuerdo para transmitir a la población que esto es algo muy grave", concluye Salvador.

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