Violencia contra las mujeres

La violencia contra las niñas y adolescentes aumenta un 39,7% en los últimos 4 años

Casi un 50% de las víctimas no creen estar viviendo esta situación y más del 70% no denuncia ni tiene intención de hacerlo.

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La evolución de la violencia contra las niñas y adolescentes ha empeorado drásticamente desde 2018 hasta el año 2022, un 39,7% más de menores han sido atendidas por este tipo de violencia. Esta es una de los hallazgos de la Fundación ANAR en su 'Estudio sobre la Evolución de la Violencia contra las Mujeres en la Infancia y Adolescencia'. Algo que recuerda, además, la existencia de teléfonos para denunciar como el 016 (violencia de género) o los propios de las fundaciones de ayuda como ANAR.

Teléfono para denunciar: 016

Sin embargo, el informe no solo se centra en un tipo de violencia. La fundación hace una división de cuatro tipos de violencia que se propician hacia las mujeres donde encontramos: violencia de género, violencia doméstica, violencia sexual y otro tipo de violencia física o psicológica.

La violencia no entiende de barreras

La violencia en estos casos se puede dar de varias formas aunque todas llevan al mismo problema, problemas de salud mental. Podemos discernir entre:

  • Violencia de género (en adolescentes y en el entorno): se entiende como "aquella que, como manifestación de la discriminación, la situación de desigualdad y las relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres, se ejerce sobre éstas por parte de quienes sean o hayan sido sus cónyuges o de quienes estén o hayan estado ligados a ellas por relaciones similares de afectividad, aun sin convivencia". En este tipo de violencia sobre las mujeres, la implicación de las TIC (Tecnologías de la Información y comunicación) tiene un papel fundamental, y sobre todo tras la pandemia; la mayoría de víctimas están en tratamiento psicológico; la denuncia o intención de hacerlo disminuye solo cuando se da en el entorno; y casi la mitad de los adolescentes no son conscientes.
  • Violencia doméstica: todos los actos de violencia (excluida la sexual) que se producen en la familia o en el hogar o entre cónyuges o parejas de hecho antiguos o actuales, independientemente de que el autor del delito comparta o haya compartido el mismo domicilio que la víctima.
  • Violencia sexual: todo acto sexual, la tentativa de consumar un acto sexual, los comentarios o insinuaciones sexuales no deseados, o las acciones para comercializar o utilizar de cualquier otro modo la sexualidad de una persona mediante coacción por otra persona, independientemente de la relación de ésta con la víctima, en cualquier ámbito, incluido el hogar.
  • Otro tipo de violencia física y/o psicológica: cualquier tipo de violencia fuera de la violencia de género, sexual, y la doméstica.

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Perfil de agresores

Es importante recalcar que no hay un perfil fijo del tipo de agresor, cualquiera puede ser uno y siempre hay que estar observando. A pesar de ello, podemos diferenciar entre los dos más comunes dependiendo de la víctima.

Si la violencia está dirigida a una adolescente, el perfil suele ser del novio (57%); en un grupo de edad entre los 14 y 17 años (63,7%), solo 3 de cada 10 agresores son mayores de edad; el agresor tiene una posición de poder respecto a su pareja; solicita cambios de comportamiento de la pareja o realiza comentarios que van extendiéndose; y las chantajean y fuerzan a mantener relaciones sexuales o enviar archivos comprometidos.

Por otra parte, si la violencia es en el entorno, suele ser el padre (88,9%); suele ser una persona adulta (86,1%); en ocasiones, agrede física o psicológicamente a los niños; suele utilizar a los hijos de mensajeros para transmitir amenazas; y, cuando la pareja ya no vive junta, castiga a los menores con violencia vicaria.

Ayuda de profesionales

Cuando se trata de pedir ayuda a un profesional, los datos son estremecedores. Hay una parte de víctimas que no son conscientes de ser víctimas de violencia de género (47,1%) y otra pare no denuncia al agresor ni quiere hacerlo (70,3%).

Además, casi la mayoría de los niños o niñas víctimas de violencia, no reciben tratamiento psicológico (un 71,2% en el caso de violencia en el entorno y un 69,1% en la violencia adolescente).

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