Galicia
"Tengo miedo a salir a la calle", un año de silencio tras una brutal agresión en Ferrol
Luis Miguel Rico cuida de su hermano de 74 años, dependiente tras un ictus, y vive en el barrio ferrolano de Caranza. Durante casi un año cargó en silencio con un miedo que le impedía bajar solo a la calle de noche. No dijo nada. No denunció. Hasta que el vídeo de su paliza empezó a circular por redes sociales y su vecina, Xerezade Pena, lo reconoció.

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Sucedió hace aproximadamente un año, en el barrio ferrolano de Caranza. En las imágenes, que circularon masivamente este sábado en Facebook, se ve a dos jóvenes golpear repetidamente a un hombre hasta dejarlo tirado en el suelo. Ese hombre es Luis Miguel. El vídeo salió a la luz dos días después de otro episodio violento en el barrio, unas amenazas con una motosierra, lo que provocó aún más alarma. Fue entonces cuando Xerezade Pena identificó a la víctima, era su vecino.
“Lo vimos magullado días después de la agresión, con golpes en la cara y seguramente también en el cuerpo. Él nos dijo que se había caído. Ahora sabemos la verdad”, cuenta la vecina, que vive cerca con su pareja y sus cuatro hijos. Luis Miguel recuerda cada detalle. Era casi medianoche. Acababa de salir de casa de una amiga y caminaba hacia su vivienda mientras hablaba por teléfono. Notó que un joven lo seguía. “Me empezó a acusar de haberle robado el móvil. Yo le dije que no, que el teléfono que llevaba era mío, pero no sirvió de nada”, relata.
El joven llamó a un amigo que iba por delante. Este se giró y sin decir palabra le propinó un puñetazo. Después vinieron los golpes, las patadas, el estrangulamiento. Lo tiraron al suelo y lo dejaron inconsciente. Antes de irse, aprovecharon para robarle el dinero que llevaba. Cuando despertó, buscó a tientas sus gafas, que habían salido despedidas, y su teléfono, intacto en el suelo: “Si realmente fuera suyo, no lo habrían dejado allí”. Luis Miguel intentó volver a casa, pero los agresores lo interceptaron dos veces más. Tuvo que refugiarse en un bar por miedo: “Les pedí a unas personas si podía quedarme con ellos un rato”. Incluso lo siguieron hasta el portal, donde logró entrar justo a tiempo. Desde fuera, los jóvenes lo amenazaban. La policía llegó a presentarse allí, pero Luis Miguel no abrió: “Tenía tanto miedo que no salí de casa”.
Un vídeo en redes destapó una paliza silenciada por el miedo.
¿Por qué no denunció? “Por miedo”, responde sin dudar. Su mayor preocupación es su hermano dependiente: “Si me pasa algo, ¿quién lo cuida? No tengo más familia”. Además, sus propios problemas físicos, dificultad para caminar, movilidad reducida, aumentaban su vulnerabilidad. “No quería líos, ni juicios, ni represalias”, explica.
Cuando Xerezade vio el vídeo en Facebook, no dudó. Lo reconoció, habló con él, escuchó la verdadera historia y lo acompañó esa misma tarde a denunciar. “No hay derecho a que una persona, y más si es mayor, tenga que vivir así, con miedo”, afirma. Desde entonces ha iniciado una campaña en redes para pedir justicia. Poco después, la madre de uno de los jóvenes admitió públicamente que su hijo participó en la agresión. Primero exigió que borrasen el vídeo, alegando que su hijo era menor en aquel momento. Xerezade, en cambio, comenzó a recibir amenazas y coacciones por denunciar los hechos. Luis Miguel ahora teme salir solo. “Tengo miedo a las represalias”, repite. “Pero ya no podía seguir callando”.
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