Réplica de BMW conducido por Pierce Brosnan en su papel de James Bond

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HAY DIAMANTES, VINO, YEGUAS, RELOJES, HELICÓPTEROS...

Las subastas ganan material goloso con los bienes incautados a corruptos y narcos

La página web en la que están expuestos los bienes de Juan Antonio Roca, el cerebro de la trama de corrupción del caso Malaya en Marbella, ha recibido en una semana dos millones de visitas. Refleja el interés cada vez mayor en este tipo de pujas, en las que se puede adquirir hasta un exclusivo BMW con el que emular a James Bond. O lingotes, fruto de los objetos de mal gusto de los narcos, que se funden porque no interesarían de otra manera.

Una pluma de oro con 274 diamantes incrustados, el coche de James Bond, 5.000 litros de vino de Ribera del Duero, yeguas, helicópteros y hasta hoteles. Son bienes de los que la Justicia ha despojado a narcos y corruptos y por los que ahora se puede pujar en las cada vez más golosas subastas.

Juan Antonio Roca, el cerebro de la trama de corrupción del caso Malaya en Marbella, es uno de los últimos en ver cómo sus propiedades, valoradas en 75 millones de euros, han casi estrenado la subasta por internet de los objetos incautados. La página web en la que están expuestos ha recibido en una semana dos millones de visitas.

La subasta virtual, que ha hecho crecer un 25 por ciento las pujas, convive aún con la física. Recientemente, la casa Segre puso a la venta 110 lotes de relojes, joyas y plumas de uno de los principales encausados en la trama Púnica, David Marjaliza. Casi el 75 por ciento de esos lotes se han colocado, según dice la directora de subastas de esta casa, Mercedes de Miguel, que resalta una pluma de una edición limitada de cuatro, de oro amarillo y esmalte rojo y 274 diamantes en talla brillante, adjudicada por 18.000 euros. Todas las plumas de Marjaliza, verdaderas piezas de coleccionista, se vendieron, comenta De Miguel, quien entiende que este tipo de objetos tienen éxito en subastas presenciales porque sus compradores quieren ver de cerca la estilográfica por la que pujan.

Se trata de una subasta anticipada que tiene que pedir el fiscal y que se realiza con el visto bueno del juez antes de que haya sentencia firme. Se realiza cuando el bien es perecedero, cuando su conservación es incluso más costosa que el objeto en sí o cuando puede perder valor con el paso del tiempo.

Muchos de los bienes intervenidos lo son por la Audiencia Nacional, que se encarga de hacer la tasación a través de peritos judiciales especializados, aunque en ocasiones se recurre a expertos externos para objetos muy concretos, como obras de arte o carruajes, explica Estefanía Olaya, letrada del servicio común de ejecutorias de ese tribunal. Objetos singulares que tienen una mejor salida que viviendas o vehículos, porque en el caso de las primeras pueden tener cargas importantes o hipotecas y en el de los segundos, pueden estar más deteriorados y, encima, no es un bien que se revalorice, coinciden tanto Olaya como Tomás Ruano, letrado de la Administración de Justicia.

Toda regla tiene su excepción, sobre todo si se quiere emular a James Bond. Un exclusivo BMW, igual al que el actor Pierce Brosnan conduce en una de las películas de la saga pero necesitado de reparación, fue comprado por una persona para satisfacer a un tercero por nada menos que 180.000 euros.

No todas las joyas son objeto de deseo del pujador, sobre todo las embargadas a narcotraficantes, a veces ostentosas y de mal gusto. Se opta por fundirlas y sacarlas a este particular mercado en forma de lingotes. Hasta cinco de ellos, de 13 kilos de oro cada uno, fueron adquiridas en un puja por empresas del sector por dos millones de euros, es decir 400.000 euros cada lingote.

Sea una subasta anticipada o sea la que se realiza cuando la condena es firme, es imprescindible que se publique en el BOE y que los interesados depositen un 5 por ciento del precio de salida del objeto que han elegido. Nunca podrá ser uno falsificado porque está prohibido ofrecerlos.

Cuando se subasta un inmueble su valor de partida tiene que ser del 70 por ciento de la tasación. Por cierto, también se pueden subastar fincas y casas intervenidas en España por las autoridades de otros países, como la que ha incautado Noruega en Málaga valorada en dos millones de euros.

¿Dónde va el dinero obtenido? En primer lugar, a los gastos que hubiera ocasionado la conservación y custodia de los bienes, a los que genera el propio proceso y al pago de las responsabilidades civiles, multas y costas que se declaren. El destino de lo recaudado es diferente si lo subastado ha sido intervenido a narcotraficantes. El Plan Nacional de Drogas, como recuerda su delegado, Francisco Babín, lo reparte a través de un fondo de bienes decomisados con un criterio de justicia social.

"Se trata de quitarle a los malos lo que han obtenido de la droga y dedicarlo a mejorar y recuperar la vida de sus víctimas", enfatiza Babín al poner como ejemplo la experiencia del Pazo de Baión, una finca en la provincia de Pontevedra expropiada al narco Laureano Oubiña y que adquirió en subasta en 2008 una cooperativa vinícola que produce albariño con el trabajo de extoxicómanos. Babín explica que el 30 por ciento de lo obtenido en subastas se dedica a la lucha contra el tráfico de drogas, a dotar de medios a las fuerzas de seguridad, vigilancia aduanera o instituto de Toxicología, mientras que el 70 por ciento restante tiene como destino los planes de las administraciones para la prevención del consumo.

No todo lo incautado a los narcos se subasta. Coches, embarcaciones y otros objetos son cedidos a las policías o la Armada para que los utilicen en sus misiones. Independientemente de los narcos, en general una buena parte de lo que se somete hoy en día a puja los objetos tienen cada vez más "pedigrí", en consonancia también con su propietario.

Para los amantes de las subastas, el futuro puede ser prometedor tras las últimas operaciones: numerosos inmuebles y hasta un pueblo entero podrían hacerle la competencia al cerebro de la Malaya. ¿Quién da más?

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