Galicia
Nueva vida a los 41 años: saca matrícula de honor en el instituto y quiere estudiar Ingeniería Eléctrica
Raúl Ibáñez consiguió una media de 9’94 en bachillerato compatibilizando los estudios con el trabajo.
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Dice el refrán que nunca "es tarde si la dicha es buena" y Raúl Ibáñez es un claro ejemplo de ello. Sevillano de nacimiento y militar de profesión, su vida cambió cuando se mudó a Ribeira para formar parte de los equipos de limpieza del Prestige. Allí se enamoró de la que ahora es su mujer, formó una familia y, por cuestiones personales, dejó el ejército.
Esta decisión ha marcado todo su devenir y ha sido clave en su actual faceta estudiantil. Entre ambos hechos, una crisis económica, una pandemia, multitud de trabajos diferentes, muy poco dinero y dos hijas que mantener. Fue precisamente durante un paseo con las niñas, hace ya unos años, cuando tomó la decisión de abrir los libros. "Me di cuenta de que no tenía ni para comprarles gusanitos", afirma.
Un largo camino hacia la universidad
En el 2012, Raúl se matriculó en un ciclo medio de electromecánica y, con el título en el bolsillo, consiguió un puesto de mantenimiento una depuradora de agua. Lejos de ser un punto final, este suceso fue el germen de mucho más. En sus propias palabras, “le cogí el gustillo a estudiar y empecé a hacer curso tras curso”. A esto también ayudó su ansia de conseguir una mejor titulación.
Desde que abandonó el ejército, este sevillano siempre ha tenido muy claro que lo suyo es la electromecánica y que es ahí donde quiere progresar. Por eso, en el 2022 se matriculó en bachillerato en el IES Número Un de Ribeira y, aún que este no ha sido un camino fácil, fue la mejor decisión de su vida.
"Me levantaba a las 6 de la mañana para ir a trabajar, salía a las 15 de la tarde y de 16 a 22 iba al instituto”, nos cuenta. Una vez en casa, también aprovechaba “las horas de sueño y los fines de semana para estudiar”. A pesar de los sacrificios y el duro esfuerzo, Raúl nunca pensó en abandonar. Ni tan siquiera cuando, en uno de esos madrugones tras pocas horas de descanso, se sentaba al borde de la cama a reflexionar.
Todo su trabajo no ha sido en vano y, tras mucho hincar los codos, ha conseguido terminar el bachiller con matricula de honor y una media de 9’94. Un logro que no sería posible sin el apoyo incondicional que le ha brindado su familia. “A mi mujer hay que hacerle un monumento, siempre ha estado ahí a pesar de que supusiese una mayor carga para ella”, afirma.
La guinda del pastel a tanto esfuerzo ha sido poder graduarse, además, junto a una de sus hijas. Ambos han cursado el bachillerato en los mismos años aunque en diferentes turnos y clases. Raúl por la tarde y su hija por la mañana. Iris ha sido otro pilar fundamental en este proceso y, de vez en cuando, hasta han estudiado juntos. No obstante, el exmilitar nos confiesa que el "dedicaba algo más de tiempo al instituto" que su primogénita.
La carrera de Ingeniería Eléctrica, su próxima aspiración
A sus 41 años Raúl ha tenido que enfrentarse, como cualquier otro joven, a la temida EVAU antes de entrar en la universidad. Una experiencia que vivió con “bastante nerviosismo y como un flan” ya que estaba en juego toda su vida laboral. A pesar de los suspensos en inglés y matemáticas, la prueba no le ha ido mal. Gracias a las materias de filosofía y física, los dos exámenes que mejor le han salido, ha conseguido una nota media de 9’35.
Terminado el curso escolar y la prueba de acceso, toca pensar que carrera estudiar. El sevillano lo tiene claro: se matriculará en Ingeniería Electrónica por la universidad a distancia. Unos estudios que le llaman la atención al “estar muy relacionados con mi experiencia laboral” y al abordar la “configuración de automatismos”, una de sus pasiones.
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