Inmigración
El Mediterráneo occidental se tiñe de tragedia: "Si cualquiera de las personas que rescatamos tuviera la posibilidad de hacerlo legalmente, no arriesgaría su vida"
El Mediterráneo vuelve a ser un cementerio: la ruta Argelia-Baleares se consolida entre los mayores focos de riesgo migratorio.

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Entre enero y junio de 2025, las costas de Baleares han registrado la llegada de casi 3.000 migrantes a bordo de pateras. Pero junto a las cifras de llegadas se acumulan también los cuerpos: al menos 31 cadáveres han sido recuperados del mar, cinco de ellos en circunstancias especialmente inquietantes. La Guardia Civil investiga la aparición de varios cuerpos hallados maniatados, flotando a la deriva en aguas próximas a Mallorca, Ibiza y Formentera.
"Es la cara más cruel de algo que venimos denunciando, que es la consolidación de la ruta entre Argelia y Baleares", denunció recientemente la presidenta balear, Marga Prohens, ante los medios.
La llamada ruta argelina o Mediterráneo occidental se ha consolidado como una de las principales vías de entrada irregular hacia España, especialmente a través del archipiélago balear. Las embarcaciones, en su mayoría pequeñas pateras de fibra o incluso barcas hinchables precarias, parten desde la costa norte de Argelia, en concreto desde Orán, Mostaganem o Annaba, y recorren cientos de kilómetros hasta alcanzar las islas. La sobrecarga, la falta de navegación segura y el uso de GPS rudimentarios convierten cada travesía en un alto riesgo de naufragio.
"La línea entre la vida y la muerte en el mar es mínima para personas que no están preparadas para navegar y carecen de medios de seguridad o flotabilidad", alerta Juan Matías Gil, coordinador de las operaciones de búsqueda y rescate de Médicos Sin Fronteras (MSF) en el Mediterráneo Central. "En el 100% de los casos, lo primero es sacarlas de una situación de peligro inminente de muerte".
El flujo de pateras en el archipiélago ha alcanzado cifras récord en los últimos meses. Solo durante el fin de semana del 20 al 22 de junio, llegaron 18 embarcaciones con más de 340 personas a bordo. Las intervenciones de Salvamento Marítimo y Guardia Civil se han sucedido en operaciones contrarreloj para rescatar a migrantes a la deriva, muchos de ellos en condiciones críticas.
"Después del rescate, prestamos atención médica inmediata para evitar que su situación se deteriore", explica Gil. "Muchas personas llegan deshidratadas, con insolaciones o quemaduras causadas por la mezcla de combustible y agua salada". Además, MSF detecta "necesidades médicas derivadas de haber estado expuestas a situaciones extremas de violencia, incluyendo agresiones sexuales. El componente de salud mental es muy significativo, y prestamos atención psicológica a los supervivientes antes de desembarcarlos en un lugar seguro", añade.
El Mediterráneo central sigue siendo el punto más letal
Pese a la creciente presión sobre Baleares, el Mediterráneo central continúa concentrando el mayor número de víctimas. Desde 2014, se estima que al menos 31.000 personas han fallecido en esa ruta, según datos de Proactiva Open Arms. Solo en 2023, Médicos Sin Fronteras (MSF) documentó más de 2.500 muertes o desapariciones en esa travesía, la cifra más elevada desde 2017. La Organización Internacional para las Migraciones (OIM), por su parte, contabiliza más de 20.000 fallecidos o desaparecidos en esta ruta en la última década, incluyendo más de 3.500 menores.
El buque Geo Barents, de MSF, ha sido testigo de ese drama: durante el último año realizó más de 4.600 rescates, prestando asistencia médica a víctimas de naufragios, violencia sexual y traumas psicológicos graves. Sin embargo, las nuevas normativas italianas obligan a las ONG a regresar a puerto tras cada operación, limitando su capacidad de patrulla y, según denuncia MSF, contribuyendo al repunte de muertes.
"Si cualquiera de las personas que rescatamos tuviera la posibilidad de hacerlo legalmente, no arriesgaría su vida en esta ruta con tan baja probabilidad de éxito", afirma Gil. “"Muchos de ellos han sido interceptados antes y devueltos a Libia, donde vuelven a ser víctimas de un círculo sistemático de violencia".
El refuerzo de las fronteras externas y las críticas a la UE
La estrategia migratoria europea sigue pivotando sobre el refuerzo de sus fronteras exteriores. El Pacto Europeo de Migración y Asilo, aprobado en 2024, prevé aceleración de trámites en frontera, detención de solicitantes de asilo y acuerdos de externalización de controles con terceros países como Marruecos, Túnez y Libia, este último ampliamente criticado por organismos de derechos humanos por la situación de los migrantes detenidos en su territorio.
Las ONG, junto a ACNUR y la propia OIM, han advertido de que estas políticas incrementan los riesgos para quienes intentan migrar por vías inseguras, impulsan las redes de tráfico de personas y suponen un deterioro de las garantías jurídicas para los solicitantes de asilo.
"Nadie se pone en esa situación como una elección personal. Si tuvieran cualquier otra alternativa, la tomarían", señala Gil. "Las vías legales y seguras pueden parecer una solución mágica, pero lo cierto es que lo son: evitarían todas las muertes en el mar y toda la violencia que deriva de estas políticas restrictivas".
En España, Baleares ha asumido un protagonismo creciente dentro de este fenómeno. En 2024, llegaron irregularmente al archipiélago cerca de 6.000 personas por vía marítima, según el Informe de Seguridad Nacional del Ministerio del Interior. En los primeros seis meses de 2025, el ritmo de llegadas parece acelerarse. Los datos contrastan con las declaraciones recientes del ministro Fernando Grande-Marlaska, que insiste en que la ruta no se ha consolidado como fenómeno estructural.
La situación en Baleares
Mientras tanto, las autoridades baleares insisten en reclamar al Gobierno central y a Bruselas más recursos para gestionar el flujo migratorio. "Un país que es incapaz de proteger sus fronteras se lo tiene que hacer mirar", señaló la presidenta Prohens, reiterando la necesidad de un refuerzo de medios humanos y materiales.
La aparición de cadáveres maniatados introduce un inquietante matiz a la ya dramática situación. Las investigaciones continúan, pero fuentes policiales no descartan la posible vinculación de estas muertes con redes criminales de tráfico de personas que operan desde Argelia. Estas mafias, en muchos casos, extorsionan, secuestran o incluso ajustan cuentas dentro de las propias travesías clandestinas.
"Hay personas que escapan de esas redes con riesgo de morir en el intento, o pagando sumas extorsivas que los condenan a un ciclo de abusos, maltratos y violencia", denuncia Gil. "Abusar de la vulnerabilidad de las personas con fines económicos es indignante, pero es el resultado directo de las políticas migratorias actuales".
A medida que el verano avanza y las condiciones meteorológicas favorecen nuevas travesías, las autoridades se preparan para una posible intensificación de las salidas desde el norte de África. Las ONG, por su parte, insisten en la necesidad de habilitar vías legales y seguras para los solicitantes de asilo, así como en el respeto a los derechos fundamentales de quienes se ven forzados a cruzar el mar.
"Cuando estalló la guerra en Ucrania, miles de personas cruzaron fronteras sin pagarle a nadie ni ser víctimas de redes criminales, porque se abrieron las puertas y se protegió a quienes huían", recuerda Gil. "Si hiciéramos lo mismo con quienes escapan de otras guerras o violencias, el negocio del tráfico no existiría".
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