José Cabrera, sobre el asesino de Lardero: "Lo mejor que podría hacer es atarse una roca al cuello y echarse al mar"

Francisco Javier Almeida, el hombre de 55 años acusado de matar y agredir sexualmente a Álex, un niño de nueve años, el 28 de octubre de 2021 en Lardero (La Rioja), hizo sus primeras declaraciones sobre el crimen este lunes en la primera sesión del juicio. El fiscal pide una prisión permanente revisable por un delito de asesinato y quince años de cárcel por un delito de agresión sexual.

José Cabrera, psiquiatra forense con una larga experiencia en este tipo de casos, asegura que Almeida "es un sujeto profundamente anómalo pero no un enfermo mental", puesto que en ningún momento se aleja de la realidad como el mismo aseguró en el juicio, en donde afirmó que "iba zombi" y que no podría explicar qué le sucedió ese día.

"Puede llegar hasta a convencerte"

Según Cabrera, el asesino "tiene un discurso coherente" puesto que el mismo aseguró que quería "pedir auxilio cuando tenía al niño en brazos". Por lo tanto, su discurso puede llegar a ser convincente, pero "no tiene calor humano" pues resulta ser "incapaz de estar en el escenario social en el que está, trata de echar balones fuera". "Es un pobre hombre y a poco que te descuides da pena", dice el psiquiatra forense sobre la frialdad con la que ayer actuó mientras declaraba.

Almeida es un individuo que tiene "trastornos de la personalidad", según Cabrera, y al ser preguntado sobre si su discurso es creíble, este asegura que claramente no lo es, ya que habla de amnesias en base a una línea de estrategia de sus declaraciones "que ha hablado con su abogado". Esta falta de recuerdos en los hechos que cometió resulta "imposible" porque "desde el primer momento tuvo una conducta armónica hasta el final" ya que bajó con el niño como el mismo dice.

"Es inaceptable, es impensable", dice Cabrera sobre la declaración que ha dado Almeida acerca la voluntad del niño de ser agredido y violado, cuando afirmó que el pequeño se bajó solo los pantalones y que actuó "voluntariamente".

"Gracias a que hay una democracia, una Constitución, estos sujetos están vivos", manifiesta José Cabrera cuando afirma que este tipo de sujetos no pueden vivir con el resto de seres humanos en un entorno normal.

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