Errores PAU

Estos son los errores ortográficos más habituales que te pueden pasar factura en el examen de la PAU: Representan entre un 10 y un 20% de la nota

Más de 300 mil estudiantes se enfrentan a principios de junio al temido examen de acceso universitario. La ortografía o la gramática son una de las grandes preocupaciones en la prueba. Ahora se han unificado los criterios y una equivocación pueden truncar el destino académico de muchos estudiantes.

El aumento de la faltas de ortografía y el uso de nuevas palabras entre los jóvenes preocupa en el Día Mundial de las Redes Sociales

El aumento de la faltas de ortografía y el uso de nuevas palabras entre los jóvenes preocupa en el Día Mundial de las Redes SocialesEFE

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"Bamos a hempezar este articulo llendo al meoyo de la cuestion". Así, con pocas palabras y muchas de faltas de ortografía, ya hemos perdido hasta un 10% de nuestra nota si este artículo fuese un examen de la PAU. Y si se tratase de la prueba de Lengua, sería hasta el 20% de la calificación. Los nervios y las prisas pueden estar, muchas veces, detrás de estos traspiés. Pero también hay otros motivos. La pérdida cada vez mayor de los hábitos de lectura y de escribir a mano o la sobreexposición a las redes sociales han reducido las habilidades lingüísticas de los adolescentes. Más de 300.000 estudiantes se preparan este junio para examinarse PAU, que incorpora por primera vez un criterio común de corrección que evaluará de forma específica y cuantificable aspectos como ortografía, gramática y coherencia textual en todos los ejercicios que requieran redacción. Un error de concordancia, una tilde olvidada o una construcción mal planteada podrán restar hasta un 10 % de la nota en cualquier ejercicio redactado y hasta un 20 % en los exámenes de Lengua.

Hábitos y ortografía

Con el uso habitual en nuestro entorno digital de mensajes abreviados, emojis o audios, la ortografía ha quedado, en muchos casos, en segundo plano. Y sus consecuencias ya se hacen visibles: errores frecuentes al redactar, dificultades para organizar las ideas e inseguridad a la hora de enfrentarse a una hoja en blanco. “Es muy importante recuperar los hábitos de escribir a mano, leer con frecuencia y fomentar el gusto por expresarse con claridad y corrección desde la infancia", explica Enrique Rubio, director general de la editorial Rubio, famosa por sus cuadernos y libros de caligrafía y ortografía. "Cuidar estos hábitos es clave para evitar carencias en etapas clave como Bachillerato”

Los expertos psicopedagogos de esta editorial llevan tiempo advirtiendo que cada vez escribimos menos y, cuando lo hacemos, delegamos la revisión en correctores automáticos. Esto afecta directamente la forma en que los estudiantes construyen el lenguaje y se expresan. La caída del uso del papel en las etapas escolares, el predominio de las pantallas, la disminución de la lectura y el uso creciente del lenguaje digital abreviado, también en contextos formales, contribuyen a esta situación. El resultado es una generación creativa y conectada, pero con poca seguridad a la hora de escribir correctamente, de hecho, una reciente prueba de nivel ortográfico ha revelado que los menores de 20 años obtienen peores resultados que los adultos: mientras que los mayores de 50 alcanzan una media de Notable, los más jóvenes apenas llegan al Bien*. Un dato que refleja no solo una carencia académica, sino un cambio profundo en los hábitos de comunicación y aprendizaje.

Los errores ortográficos más comunes

Este grupo de expertos en el habla y la expresión han elaborado una lista de los fallos ortográficos más comunes que suelen colarse incluso en contextos formales como los exámenes:

“A ver” y “haber”

Un error clásico que sigue dando guerra. Una cosa es querer comprobar algo (a ver) y otra, que haya algo que hacer (haber). No es lo mismo decir “A ver qué pasa” que “Tiene que haber una solución”. ¿Un truco? Prueba a cambiarlo por “veamos”.

“Hay”, “ahí” y “ay”

Un trio que se confunde con demasiada frecuencia. “Hay” es lo que hay, así de simple: “Hay tarea para mañana”. “Ahí” señala un sitio: “Deja la mochila ahí” y “Ay” suelta emoción: sorpresa, susto o risa.

“Echar” y la trampa de la H

Una de las faltas más frecuentes es escribir “hechar” con hache cuando en realidad, el verbo echar nunca la lleva. Una mala pasada que suele venir por el verbo "hacer". Lo correcto es: “Voy a echar un vistazo” o “Te echo de menos”. Fácil de recordar si pensamos que, en este caso, lo primero que echamos es la H.

"Llendo" y "Yendo"

“Llendo” no existe, aunque se escriba mucho El gerundio del verbo ir se escribe siempre con Y: yendo. “Estoy yendo al médico” es la forma correcta. No hay más reglas, simplemente “llendo” no forma parte del idioma.

“Valla” y “vaya”

No es lo mismo tropezar con una valla que con un “vaya” mal usado. La primera es una cerca, la segunda puede ser del verbo ir o una exclamación. “¡Vaya lío!” si no las distingues…

“Porque”, “por qué”, “porqué” y “por que”

El clásico lío de los porqués. Aunque suenan igual, no se usan igual. “Porque” (junto y sin tilde) es la respuesta (“Voy porque quiero”). “Por qué” (separado y con tilde) es la pregunta (“¿Por qué te fuiste?”). “El porqué” (junto y con tilde) es el motivo (“No entiendo el porqué”) y “por que” (separado y sin tilde) se usa en estructuras más complejas (“Luchamos por que se haga justicia”).

“Halla”, “haya”, “allá” y “aya”

“Halla” es encontrar (“Halla las cinco diferencias”), “Haya” puede ser un árbol o del verbo haber (“Espero que haya suerte”), “Allá” indica lugar (“Allá en la montaña”) y “aya”… sí, también existe: es quien cuida a los niños.

“Si no” y “Sino”

Cuando va junto se usa para contraponer: “No estudia, sino que trabaja”. Cuando va separado plantea una condición: “Si no estudias, suspendes”. ¿Un truco? Si puedes meter un “entonces” en la frase, van separadas: “Si no estudias, entonces suspendes”.

Y, por supuesto, hacen hincapié en la importancia de repasar los exámenes antes de entregar, para revisar especialmente la acentuación y puntuación, así como tirar de sinónimos si la grafía de alguna palabra genera dudas durante la prueba.

Claves para mejorar nuestra ortografía

- Recuperar el valor de escribir a mano. Escribir con lápiz y papel mejora la atención, favorece la memoria y ayuda a detectar errores con más facilidad. Incluir este hábito en la rutina desde etapas escolares iniciales es una forma sencilla y eficaz de fortalecer la escritura y la conciencia ortográfica.

- Equilibrar el uso de pantallas y papel. La tecnología forma parte del día a día, pero también es importante reservar espacios para lo analógico. Alternar momentos digitales con actividades manuales favorece la reflexión y la corrección lingüística.

- Fomentar la lectura regular y variada. Los buenos escritores suelen ser grandes lectores. Leer cuentos, cómics, novelas o revistas adaptadas a cada edad expone a los niños y adolescentes a estructuras lingüísticas correctas, enriquece su vocabulario y les muestra distintas formas de narrar.

- Contar con materiales adecuados a cada etapa educativa. Cada edad tiene sus propias necesidades. De hecho, y ante la continua demanda que reciben en la editorial RUBIO, desarrollaron la colección Ortografía, para niños de entre 6 y 11 años diseñada para trabajar las reglas del idioma desde un enfoque visual, ameno y estructurado, ayudando desde pequeños a adquirir seguridad en su forma de escribir y expresarse.

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