Testimonios DANA
El desgarrador relato de los familiares de víctimas de la DANA: "Hablar de ellos duele, pero callarlos me destruye"
La comisión comenzó escuchando el sufrimiento y las demandas de justicia de las víctimas directas de la DANA.

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El Congreso de los Diputados vivió este martes una de las sesiones más duras y emotivas de los últimos tiempos. Cinco personas inauguraron la primera jornada de la comisión de investigación sobre la gestión de la DANA que el pasado 29 de octubre de 2024, arrasó parte de Valencia y se cobró 229 vidas.
Durante tres días, trece afectados relatarán sus vivencias frente a los diputados, este miércoles es el turno de varios miembros de la Asociación Damnificados DANA Horta Sud, entre ellos su presidente, Christian Lesaec, y Verónica Vicent Baquero.
La presidenta de la Asociación de Víctimas Mortales 29O, Rosa Álvarez, fue quién abrió la sesión denunciando que en las altas esferas hubiera "personas que no supieran gestionar emergencias". Ella expresa que no podrá perdonar "a los responsables que permitieron que esa situación sucediera" y asegura que "a nuestros familiares no los mató el clima. Los mató la mala gestión, la falta de respeto por la ciencia, la falta de previsión, los mató una alerta que cuando llegó ya habían muerto".
"Lo que yo viví fue un infierno"
El relato de Dolores Ruiz Sánchez, vecina de Chiva, se convirtió en uno de los momentos más sobrecogedores de la jornada. Perder a su marido y a sus dos hijos en cuestión de minutos la dejó marcada para siempre. Entre lágrimas, contó cómo la tarde del 29 de octubre la lluvia parecía la de otros años, hasta que todo cambió de repente.
Su hijo Javier salió a ver cómo iba el río y volvió gritando: "'Mamá, vámonos de aquí, que baja mucha agua'. No lo creí, porque no llovía tanto". Pero cuando salieron el agua les cubría las rodillas, recordó. Relató cómo su hijo intentó abrir la puerta y el agua los alcanzó. Subieron a la ventana, sus dos hijos su marido y ella, y en intentos de salvar al perro y a ellos mismos, la corriente era tan fuerte que se los llevó a los tres.
Ruiz explicó que su hijo había llamado al 112 "muchas veces", pero "nadie fue a ayudarnos". "Nos decían que ya habían mandado ayuda. Mentira. Allí no mandó nadie. Cuando se los llevó el agua eran las seis de la tarde, aún de día. Esto no se puede creer. Ver cómo se lleva a tus hijos, marido", subrayó.
También denunció directamente al entonces presidente valenciano, Carlos Mazón, quien asegura que "no hizo bien su trabajo" porque sabía que el barranco del Poio se desbordaría y siguió con su comida. Aun así, insistió en su compromiso con la justicia: "Lucharé por ellos mientras tenga fuerza. Si se hubiera puesto la alarma con tiempo, mis hijos y mi marido estarían vivos".
Y lanza un mensaje a la justicia: "Yo de política no entiendo, pero sí hay algunas cosas que cuando son padres y dejan a sus hijos abandonados y son pequeños, la ley echa mano y lo castiga".
"Un ruido constante que nadie escucha"
El testimonio de María Teresa Pagán Romero, quien perdió a su hermana, su cuñado y su sobrino de cuatro años, también fue estremecedor. Recordó aquellos días de octubre donde su hermana llevó a su hijo al colegio, como cualquier día: "Nadie los avisó. Nadie nos alertó de lo que iba a pasar".
Al caer la tarde, su hermana y su cuñado salieron de casa rumbo al colegio, pero nunca regresaron. Cuenta que llamaba a los teléfonos, pero nadie le respondía, por lo que "al día siguiente fui a denunciar su desaparición".
Durante varios días, ella y otros familiares buscaron sin descanso. Finalmente, el 1 de noviembre encontraron el coche y el cuerpo sin vida de su cuñado en el barranco del Poyo. "Ahí supe que mi hermana y mi sobrino también estaban muertos. Solo pedí a Dios que, dentro de todo lo malo, no hubieras llegado a recoger a mi sobrino del colegio", contó.
Los días siguientes confirmaron lo que María Teresa pensó: los cuerpos de su hermana y del niño habían sido identificados. "Ese día no solo se rompió una familia, se rompió nuestra alma. Desde entonces cada día es una batalla silenciosa. Los que hemos sufrido algo así caminamos por el mundo dentro de un ruido constante que nadie escucha", expresa.
Pagán denunció la falta de apoyo institucional y de acompañamiento psicológico: "Nos encontramos con puertas cerradas, con silencio. Nadie nos ayudó en la búsqueda ni en el duelo". Concluyó mirando a los diputados: "Solo les pido que nos escuchen. Que escuchen a mi hermana, aunque ya no puede hablar. Que escuchen a mi sobrino, aunque su voz ya no esté. Hablar de ellos duele, pero callarlos me destruye".
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