Una niña pide una muñeca sirena por Navidad pero acaba requisada por la policía como prueba en un juicio internacional de drogas

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Una niña pide una muñeca sirena por Navidad pero esta acaba requisada por la policía como prueba en un juicio internacional de drogas

Elizabeth Faidley es una madre neoyorquina que tuvo la difícil tarea de encontrar una muñeca sirena que se ajustase a los deseos de su hija por Navidad. El resultado fue desastroso porque el juguete no podía ser más horroroso y cuando decidieron llevarlo a un centro para que la arreglasen, no se podían imaginar que recibirían una llamada de la DEA, la agencia antidroga estadounidense.

Esta rocambolesca historia comienza el día que Ellie, la hija pequeña de Elizabeth Faidley, le pidió por Navidad una muñeca sirena. Faidley se recorrió un montón de tiendas de Nueva York en busca de la muñeca que le había pedido su hija. Finalmente, la terminó encontrando en una tienda de segunda mano, pero sus problemas no se acabaron ahí. La muñeca era horrorosa y no se podía hacer nada por solucionarlo.

Cuando llegó el día de Navidad, Ellie pudo corroborar que la muñeca no era lo que se dice precisamente bonita. A pesar de ello, ambas decidieron llevar al juguete, al que le decidieron llamar 'Pearl', a una especie de hospital en la que intentarían mejorar a la muñeca. Cuando fueran a dejar a la muñeca, Ellie acompañó la caja con una nota que decía: "Por favor, ayuden a esta muñeca. Tiene muchos problemas". Sin embargo, la historia de la muñeca no se acabaría aquí. Al poco tiempo de dejar al juguete para que lo arreglasen, Faidley recibió una llamada de un detective de la policía informándole de que en el centro, cuando se disponían a arreglar a la muñeca, le habían retirado la cabeza y en el interior del cuerpo habían encontrado 60 gramos de cocaína.

Poco tiempo después, el departamento de policía las consideró inocentes porque no tenía lógica que si quisiesen esconder la droga en la muñeca, luego la llevasen a un centro de rehabilitación. El punto final a esta rara historia es que finalmente la DEA, la agencia antidroga estadounidense, volvió a ponerse en contacto con Faidley para comunicarle que no le devolvería jamás la muñeca ya que quedaba requisada al haber descubierto que se trataba de una prueba para un juicio internacional por drogas. Así que Faidley decidió que la mejor manera de transmitirle a su hija la noticia era diciéndole lo siguiente: "Al final Pearl se quedará en el centro un tiempo más. Tiene demasiados problemas".

De esta forma tan graciosa, la propia Elizabeth Faidley contaba esta historia a través de Facebook:

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