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EN UNOS CINCO AÑOS SE PODRÍA RECUPERAR

La monumental Palmira vuelve a respirar tras su segunda liberación de Daesh

El escenario del teatro romano y el tetrapilón de la ciudad monumental de Palmira han pagado el precio de la segunda invasión de los terroristas del grupo terrorista Daesh, que dejaron su marca de odio en las milenarias ruinas grecorromanas en Siria antes de abandonarlas el pasado 2 de marzo.

Cinco días después de su liberación, los caminos que llevan hasta los principales monumentos ya están limpios de minas y explosivos y algunos militares rusos se acercan a hacerse fotos de recuerdo. Posan en la escena del teatro romano, cuya parte central fue volada por los radicales y cuyas piedras continúan desperdigadas.

En este semidestruido escenario, las autoridades rusas organizaron un concierto en mayo de 2016 para celebrar a los cuatro vientos la primera liberación de la ciudad, que durante el siglo III fue gobernada por la mítica reina Zenobia, quien pagó cara su osadía de revelarse contra Roma.

Pero solo siete meses después del sonado evento, en diciembre de ese mismo año, y mientras el Ejército sirio y sus aliados rusos se concentraban en una ofensiva contra la oposición armada en la ciudad septentrional de Alepo, los yihadistas sorprendieron al volver a ocupar estas ruinas, consideradas por la Unesco patrimonio de la Humanidad.

Junto al pequeño templo de las artes, las columnas del tetrapilón, una antigua doble puerta monumental de la que se conservaban los cuatro podios con sus cuatro columnas cada uno, también han sido voladas por los aires.

El templo de Bel y el de Bal Shamin, así como las tumbas en forma de torre, que se levantan a las afueras de las ruinas, también sufrieron el odio de los yihadistas durante la primera ocupación.

Desde el Departamento de Antigüedades sirio confían en que una vez que se termine el conflicto, en cinco años se podrá volver a colocar piedra sobre piedra y las ruinas recuperarán el aspecto que tenían antes de la destrucción y el saqueo.

De todos modos, advierten de que los bloques de algunos templos han sufrido demasiados daños y de que otros edificios no podrán recuperar más allá del 60 o del 70 por ciento de la forma que tenían antes del 20 de mayo de 2015, cuando los yihadistas ocuparon la ciudad por vez primera.

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