La ciudad japonesa de Hiroshima ha recordado hoy, con diferentes actos institucionales, el 67 aniversario del ataque nuclear lanzado por Estados Unidos.
"Little Boy", el nombre con el que Estados Unidos bautizó el primer artefacto nuclear de la historia, redujo a cenizas una urbe hoy reconvertida en una activa ciudad de más de un millón de habitantes que, cada 6 de agosto, pide al mundo que la tragedia no caiga en el olvido.
Su alcalde de la ciudad, Kazumi Matsui, ha renovado su llamamiento a contar con un mundo sin armas nucleares, y ha pedido al gobierno central japonés desplegar esfuerzos para conseguir esa meta.
El país "está inmerso en un debate nacional sobre su política energética, con voces que insisten en que la energía nuclear y la humanidad no pueden coexistir", recordó Matsui, y pidió al Ejecutivo "una política energética que garantice la seguridad de los ciudadanos".
El desastre desatado por el tsunami de marzo de 2011 en el noreste nipón llevó a paralizar gradualmente los 50 reactores atómicos de Japón, aunque el mes pasado dos de ellos fueron reactivados en el centro del país ante la amenaza de cortes en el suministro eléctrico en verano.
Noda, que respaldó esa puesta en marcha, insistió hoy en Hiroshima en que su política es la de reducir a medio-largo plazo la dependencia de Japón de las centrales atómicas, de las que antes de la crisis de Fukushima el país, tercera potencia mundial, obtenía el 30 % de su electricidad.
Sin embargo, el movimiento antinuclear considera insuficiente el discurso de Noda y pide un apagón nuclear total, con concentraciones cada viernes frente a la oficina del primer ministro en las que semana a semana crece la participación, en un país poco habituado a las manifestaciones.
Durante la conmemoración del 67 aniversario de la tragedia atómica de Hiroshima hubo también protestas de algunos grupos antinucleares contra las centrales y contra el Gobierno de Noda, que entre una estrecha vigilancia policial marcharon por las inmediaciones del Parque de la Paz.
En la ceremonia de recuerdo que ha tenido lugar en el Parque Memorial de la Paz en Hiroshima se dieron cita alrededor de 50.000 personas, que guardaron un minuto de silencio a las 8:15 la mañana hora local, momento en que tocó suelo la bomba que dejó caer un avión estadounidense.
A la ceremonia asistieron representantes de 71 países, incluido Estados Unidos y otras potencias atómicas como el Reino Unido y Francia, que escucharon el llamamiento por la paz y el desarme nuclear del alcalde de Hiroshima, Kazumi Matsui.
También estaba presente Clifton Daniel, el nieto de Harry Truman -que fue el presidente que ordenó el ataque nuclear-. Daniel aseguró a la prensa que es su responsabilidad hacer un llamamiento para que nunca más se utilicen este tipo de armas.