El FBI ha detenido a trece miembros de una milicia extremista y armada. Les acusan de intentar secuestrar a la gobernadora de Michigan, Gretchen Whitmer, de tratar de tomar al asalto el capitolio de ese estado y de instigar una guerra civil.
Los detenidos se mostraban contrarios a las restricciones impuestas por esa gobernadora demócrata por el coronavirus y compraron armas y explosivos. Vigilaron su residencia de verano y localizaron un zulo donde secuestrarla y quizás también asesinarla
Witmer ha declado que "dos grupos de milicianos se estaban preparando para secuestrarme y posiblemente matarme".
Mientras otro grupo de hombres secuestraría a miembros del gobierno, asaltaría el capitolio y tomarían el poder.
El Fiscal General de Michigan ha indicado que "todas estas personas participaron también en la planificación para atacar el Capitolio de Michigan y secuestrar a las personas que hubiera dentro".
El plan comenzó a perfilarse en marzo, cuando la gobernadora demócrata declaraba el estado de emergencia y adoptaba medidas estrictas para contener el coronavirus. Fue cuando el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, publicó un tuit donde decía "libertad Michigan". Animaba en abril a los ciudadanos a levantarse contra sus gobiernos.
Hoy, seis meses después, ella le acusa de avivar a los extremistas "cuando avivan y contribuyen al discuso del odio, son cómplices"
incluso el candidato presidencial demócrata, Joe Biden, ha señalado al presidente "el presidente Trump debe darse cuenta de que las palabras que pronuncia son importantes y Trump no ha tardado en salir a defenderse por Twitter diciendo que "no tolero ninguna violencia. Gobernadora, abra su estado".
La infiltración de un agente del FBI en este grupo extremista, permitió la detención de los 13 milicianos. Querían actuar antes de las elecciones de noviembre e iniciar una guerra civil
