El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha anunciado que designará a la Antifa (movimiento antifascista) como una organización terrorista, al acusarla de estar detrás de los disturbios raciales que vienen sucediéndose en todo el país.
"Los Estados Unidos de América designarán a ANTIFA como una organización terrorista", ha tuiteado Donald Trump cuando miles de personas en todo el país se preparaban para protestar de nuevo por la muerte del ciudadano afroamericano George Floyd el pasado lunes en Mineápolis (Minesota) cuando el policía Derek Chauvin se arrodilló en su cuello hasta asfixiarle.
Paralelamente al anuncio de Trump, el fiscal general, William Barr, emitió una declaración en la que dijo que el Departamento de Justicia activará a las 56 oficinas de la Fuerza de Tareas Conjunta del FBI para identificar a "grupos radicales y agitadores externos" que aprovechan para "seguir su propia agenda".
"La violencia instigada y llevada a cabo por la Antifa y por otros grupos similares en relación con los disturbios es terrorismo doméstico y será tratada en consecuencia", ha apuntado Barr.
Estos grupos, según Barr, "han secuestrado protestas pacíficas y están involucrados en violaciones de la ley federal", previniendo "la reconciliación", por lo que el Gobierno no puede "dejar que tengan éxito".
Un grupo radical muy activo
El movimiento antifascista estadounidense, conocido como Antifa, es un pequeño pero ruidoso movimiento radical que, tras la llegada de Trump a la Casa Blanca, se han hecho cada vez más activos contra las manifestaciones de los supremacistas blancos.
Los activistas de la Antifa son a menudo identificados por Trump y sus seguidores como 'alt-left', contrapuestos a la 'alt-right' (derecha alternativa) que apoyan al gobernante y que engloba a los grupos ultranacionalistas blancos.
Críticas demócratas
En un tuit de respuesta, la representante demócrata Alexandria Ocasio-Cortez, una acérrima crítica de Trump, ha cuestionado por qué el FBI no trata a los supremacistas blancos como grupos de terrorismo interno, y recordó que ella ha abordado el tema en el Congreso.
"Insistieron (los representantes del FBI) en que esa era una línea que no se puede cruzar a pesar de la violencia clara y selectiva en la que participan los supremacistas blancos, porque los riesgos para las libertades civiles eran demasiado elevados", ha escrito la legisladora latina.
La polémica de 2017
El Gobierno de Estados Unidos tiene una lista de organizaciones internacionales y países a los que considera como terroristas, pero no existe un estatuto de terrorismo interno.
Ya el año pasado Trump sugirió en un tuit que declarar a la Antifa como grupo terrorista "facilitaría a la policía hacer su trabajo".
La Antifa ha aparecido en muchas actividades de la ultraderecha en los últimos años, incluida la contramanifestación de una marcha de supremacistas y neonazis de agosto de 2017 en Charlottesville (Virginia), en la que un racista mató a una mujer y causó una veintena de heridos al arrollar con su vehículo a una muchedumbre.
Esa vez Trump generó una gran polémica al responsabilizar de la violencia tanto a los grupos neonazis como a los manifestantes de izquierda, y asegurar que había gente "muy buena" entre los supremacistas blancos.
Esa afirmación fue duramente criticada por miembros de la oposición demócrata y dentro de su propio partido, que consideraron que era una reacción tibia que protegía a los racistas.