Guerra Ucrania

Muere un alto mando del Ejército ruso en un atentado con coche bomba en Moscú

Se llamaba Fanil Sarvarov y era jefe de la Dirección de Entrenamiento Operacional de las Fuerzas Armadas rusas. La bomba estaba escondida bajo su vehículo.

Atentado contra un general ruso

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Un alto mando del ejército ruso ha sido asesinado por la explosión de un artefacto adherido a su vehículo. Es el tercer general ruso asesinado en Moscú en los últimos meses. Las autoridades aún no han identificado los culpables del crimen, aunque una de las principales vías de investigación apunta a los servicios secretos ucranianos.

Los atacantes colocaron la bomba magnética en los bajos de su Kia Sorento y detonó alrededor de las siete de la mañana hora local. La explosión tuvo lugar a 150 metros de donde vivía. El militar quedó herido de gravedad en las piernas y la cabeza, y finalmente murió en el hospital al que fue trasladado.

El Kremlin, de momento, no se ha pronunciado sobre este asesinato. Sarvarov, de 56 años, había sido jefe del departamento de entrenamiento durante nueve y llevado a cabo tareas de organización de una operación militar en Siria, cuando las fuerzas rusas apoyaban al régimen de Bashar Al-Ásad.

Dificulta las conversaciones de paz con Ucrania

El de este lunes es el segundo atentado con coche bomba de este mes. El 1 de diciembre explotó en el patio de un edificio residencial de Moscú el vehículo de un físico, Stelmaj Polius, especialista en electrónica cuántica que desarrollaba telémetros láser y designadores de objetivos para armas de precisión, incluido misiles. Al contrario que Sarvarov, Polius resultó ileso.

Varias figuras políticas rusas también han sido asesinadas desde que empezó la guerra con Ucrania. Entre ellas, Darya Dugina, en 2022, figura clave del movimiento nacionalista ruso; y Armen Sarkisián, fundador de la unidad Arbat, muerto al estallar una bomba en el portal de su casa en febrero de este año.

El asesinato se produce en un momento de especial tensión para las fuerzas armadas rusas, con un aumento de los ataques selectivos contra figuras vinculadas al estamento militar y científico. El Kremlin afronta así un nuevo desafío en materia de contrainteligencia y seguridad interna, por eso se han reforzado las fuerzas de seguridad en zonas residenciales y no se descartan nuevas detenciones en los próximos días, mientras continúa la investigación.

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