Así lo confirmó el presidente de la Asociación de Apicultores de Nueva York, Andrew Coté, quien aseguró que además del riesgo que suponían, las abejas se encontraban "gravemente enfermas porque su propietario les había extraído toda la miel y se estaban muriendo de hambre". [[IMG:20120825-IMAGE-00112-false|||26 La policía de Nueva York, alertada por las continuas quejas de los vecinos, acudió asta la casa del propietario de los panales, Yi Gin Chen, quien aseguró que se había hecho con un primera colmena hacía dos años y desde entonces las abejas se fueron multiplicando hasta los tres millones. "Se me ha ido de las manos", reconoció al periódico Daily News el propio Chen, quien se dedicaba a la cría de abejas en su China natal y, según explicó el presidente de la Asociación de Apicultores, había estado vendiendo la miel de las abejas y planeaba vender las colmenas. "He visto cosas extrañas en mi vida pero 45 panales en una sola casa de Queens no lo había visto nunca", añadió Coté, para quien la intervención de las autoridades "ha sido lo mejor para todos" porque esos millones de insectos estaban apilados en malas condiciones a menos de un metro de la acera. "Tú puedes tener uno, dos, tres perros en tu casa, pero no cien. Esto no era razonable", concluye el apicultor, miembro activo de "Abejas Sin Fronteras" y quien pasó cerca de cinco horas en la casa de Chen instalando pantallas protectoras sobre las colmenas para que la policía se las pudiera llevar. "Esto es ridículo. Vienen aquí y, sin nuestro permiso, simplemente nos las quitan", dijo por su parte a ese mismo rotativo la hija de Chen. La ciudad de Nueva York legalizó la apicultura urbana en marzo de 2010 y, si bien los criadores de abejas no necesitan sacarse una licencia, sí que deben registrar sus panales ya que de no hacerlo, se enfrentan a multas de hasta 2.000 dólares por cada colmena no registrada.