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APASIONADO DISCURSO EN EL 10 DE DOWNING STREET

Cameron da un apasionado discurso en el que llama a votar por la permanencia de Reino Unido en la UE

El 'premier' ha insistido en que una salida de la UE "sería irreversible" y "no se podía deshacer" y considera que Reino Unido es "más fuerte y más seguro" en la Unión.

El primer ministro británico, David Cameron, ha evidenciado los riesgos que el referéndum sobre la permanencia en la Unión Europea suponen no sólo para Reino Unido, sino para su carrera política, con su más ferviente apelación al electorado para que este jueves vote por una continuidad de la que dijo "creer profundamente" que es "lo mejor para Reino Unido", puesto que lo hace "más fuerte y más seguro".

Apasionado discurso en el que se centró en los factores positivos de formar parte de la UE

Las consecuencias de una salida que, ha insistido, "sería irreversible, no se podría deshacer", han pesado sobre un mandatario bajo presión tanto en casa, como a escala mundial. Sus socios comunitarios y su aliado natural, Estados Unidos, confían en que su apuesta estratégica de brindar la palabra a la ciudadanía permita cerrar un debate que ha puesto en jaque al bloque occidental.

Consciente de lo que está en juego, el 'premier' ha decidido comparecer ante el número 10 de Downing Street con un apasionado discurso que introdujo un golpe táctico, ya que, por primera vez, se ha centrado fundamentalmente en los factores positivos de formar parte de la UE, tras una campaña en la que el frente a favor de la continuidad había basado sus argumentos en el temor a los efectos de entrar en territorio desconocido.

Cameron ha reivindicado cuestiones con las que espera llegar al corazón de un votante confundido por la complejidad de las estadísticas y la disparidad de la guerra de cifras en la que se embarcaron los dos bandos. Así, ha puesto en valor elementos universales que, según él, dependen de la continuidad en la UE, como la prosperidad de las familias, el mantenimiento del empleo e, incluso, la seguridad nacional.

Además, su intervención ha evidenciado el interés por llegar a una audiencia concreta que podría decidir el futuro de Reino Unido: los mayores, los más proclives, según las encuestas, a votar por la salida. En un ejercicio de empatía electoral, ha dicho compartir sus "frustraciones" por una institución que no es perfecta, pero ha invitado a las generaciones de su edad y por encima a "pensar en los sueños y esperanzas de sus hijos y de sus nietos".

Tras años de enfrentamientos, Cameron acabó cediendo en 2013 con la promesa de un plebiscito

"Sus posibilidades de trabajar, de viajar, de construir la sociedad abierta y exitosa en la que queremos vivir depende de este resultado", subrayó. De consumarse la salida, sin embargo, Cameron no hallará mayor responsable que él mismo, puesto que más que por un clamor social, el catalizador del referéndum fue la olla a presión en la que la porfía comunitaria había convertido a su propio partido.

Tras años de enfrentamientos, Cameron acabó cediendo en 2013 con la promesa de un plebiscito incluido en el programa electoral para las generales del año pasado, pero lejos de rebajar la temperatura interna, las disensiones generadas amenazan ahora con cobrarse la cabeza del dirigente que decidió que cuatro décadas sin revisar la afiliación comunitaria eran demasiadas. Incluso si no pasa a los libros de historia como el 'premier' que sacó a Reino Unido de Europa, Cameron ha quedado ya como el principal perjudicado de una campaña que ha reavivado las luchas cainitas que en los 90 habían abocado a su partido a la oposición durante tres legislaturas consecutivas.

Aunque ha reiterado que no dimitirá si este jueves pierde la batalla, el debate ya no analiza su legitimidad para permanecer en el Número 10 en caso de 'Brexit', sino en si el desgaste aparejado y las divisiones internas le permiten mantenerse como líder de una formación que coquetea con la guerra civil.

El desacato a su autoridad ha sido consumado por aquellos sectores que nunca han estado cómodos con su ascenso, pero el hecho de que prácticamente la mitad del grupo parlamentario 'tory' haya desafiado la postura del líder merma notablemente su margen de maniobra.

Ha dicho compartir sus "frustraciones" por una institución que no es perfecta

En consecuencia, a partir de este viernes por la mañana, Cameron se enfrenta a una carrera por su supervivencia política en la que, junto al lugar de Reino Unido en el mundo, está en juego el futuro mismo del Partido Conservador. Los descontentos con su continuidad tan sólo necesitarían medio centenar de firmas y, de acuerdo con quienes ya han barajado esta posibilidad públicamente, el número es factible, sobre todo si, incluso de vencer la permanencia, la diferencia no es aplastante.

Las heridas de la campaña son profundas en las dos facciones en las que se ha dividido la formación, por lo que resulta improbable que el rechazo a Bruselas quede sofocado en caso de derrota del 'Brexit'. En consecuencia, la estrategia de Downing Street en las jornadas posteriores al referéndum será crucial para evitar que los acontecimientos se precipiten en forma de un desafío abierto a la dirección.

Una de las claves manejadas hasta ahora pasa por una remodelación de gobierno que permita reconciliar a las partes y enterrar un hacha de guerra capaz de escindir a una derecha británica en la que la aversión hacia Europa supera en muchos casos la afiliación política. La incógnita que el 'premier' debe resolver es cuándo conviene acometerla para intentar desactivar un potencial magnicidio, si inmediatamente después de la consulta, o aguardar al menos hasta el receso estival, o incluso hasta el otoño, cuando se celebra el congreso anual del partido.

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