Carta a la militancia
Pedro Sánchez escribe una carta a la militancia: "Hemos actuado con contundencia, sin matices ni ambigüedades"
En una carta a la militancia, el presidente del Gobierno muestra su indignación ante los últimos casos de corrupción y defiende el trabajo del Ejecutivo y del partido por una España más justa.

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Pedro Sánchez ha querido trasladar directamente a la militancia del PSOE su malestar por las informaciones relacionadas con la corrupción que han salpicado a responsables de su partido. Lo ha hecho a través de una carta publicada en redes sociales en la que asume el "dolor, indignación y tristeza” que muchos militantes comparten y denuncia unas "declaraciones conocidas, totalmente incompatibles con los valores progresistas y profundamente feministas" del PSOE.
Sánchez subraya que el partido actuó con contundencia "desde el primer momento", pidiendo la renuncia inmediata de los implicados, y defiende que "ningún partido está a salvo de la infamia de la corrupción", pero lo que marca la diferencia es cómo se responde ante ella. "Nosotros no encubrimos a quienes nos fallan; otros, los protegen", sostiene.
Ataque a la estrategia de la derecha
El presidente del Gobierno acusa a la derecha de utilizar estas informaciones para intentar tumbar al Ejecutivo. "Lo que sí es censurable es que se haya puesto el contenido de ese informe al servicio de un intento deliberado de la derecha para derribar a un gobierno legítimo", afirma.
Sánchez también reivindica los avances del PSOE en materia de rendición de cuentas y reformas legales, así como el compromiso del Gobierno con servicios públicos, igualdad y justicia social. Concluye su carta con un mensaje directo a la militancia: "Con la misma ilusión y ganas que el primer día. Contad conmigo. Cuento con vosotros".
El contenido íntegro de la carta
Querida compañera, querido compañero:
Sé que muchos de vosotros vivís estos días con dolor, indignación, y una mezcla de desconcierto y tristeza. Compartimos ese sentimiento. Ningún militante de un partido como el nuestro puede mirar con indiferencia las noticias de actos que nos repugnan. No sólo por la falta de ejemplaridad. Sino por el machismo que proyectan algunas declaraciones conocidas, totalmente incompatibles con los valores progresistas y profundamente feministas de nuestra organización.
La sospecha de que compañeros que ocuparon altas responsabilidades hayan traicionado la confianza de este partido y de los ciudadanos es una herida que nos duele a todos. Desde el primer momento, hemos actuado con contundencia, pidiendo la renuncia inmediata de quien estaba implicado. Sin matices ni ambigüedades. Sin confundir jamás la lealtad con la complicidad, ni la presunción de inocencia con la impunidad.
Ningún partido está a salvo de la infamia de la corrupción. Pero lo que marca la diferencia es cómo se reacciona ante ella. Y nosotros siempre lo haremos en coherencia con nuestros valores, los de una organización democrática, decente y profundamente comprometida con la gente.
Nosotros no encubrimos a quienes nos fallan; otros, los protegen. Nosotros no contaminamos a fiscales y jueces imparciales; otros escriben mensajes y amparan, valiéndose incluso de policías patrióticas.
Que no conociéramos el informe de la UCO antes de su publicación, como quedó públicamente acreditado, habla de la salud democrática de nuestro país. Y demuestra que, en la España que estamos ayudando a construir desde el gobierno, el poder ejecutivo no interfiere en investigaciones que dependen del poder judicial, como sí ocurrió en buena parte de la década pasada. Por el contrario, lo que sí es censurable es que se haya puesto el contenido de ese informe al servicio de un intento deliberado de la derecha para derribar a un gobierno legítimo.
España tiene corruptos, es cierto. Pero también tiene instituciones que funcionan, una ciudadanía exigente y un gobierno que responde. Y, por supuesto, tiene un Partido Socialista Obrero Español limpio, en el que militantes como tú trabajan y colaboran día tras día para construir un país mejor, y un mundo más justo.
El difícil momento que vivimos no debe hacernos perder la perspectiva. No hay un sistema podrido cuya reforma haya que abordar políticamente. Hay una democracia que se defiende de los casos de corrupción, con la ley y la justicia.
La corrupción se combate con mejores medios y las herramientas adecuadas. Y es lo que hacemos, apelando una vez más al debate sereno con quienes quieran sumarse a él para aportar y mejorar. Si la derecha se borra de ese debate, como seguramente hará, es porque su prioridad es otra: derribar al gobierno al precio que sea.
Tienen a su disposición una herramienta prevista en nuestro ordenamiento, como la moción de censura. Si pretenden hacer uso de ella, que sean coherentes con el sentido con que la define nuestra Constitución y presenten un proyecto alternativo de país. No lo harán. Porque carecen de él. Porque no les une lo que quieren construir, sino lo que pretenden destruir.
Y porque lo único que son capaces de ofrecer pasa por el apoyo de una fuerza de ultraderecha incompatible con el progreso, los derechos y las libertades que tanto costaron levantar en España. Lamentablemente, el Partido Popular y Vox están en clara deriva de odio y legitimación de la violencia que se refleja, entre otras cosas, en el acoso a muchos militantes socialistas y en el ataque a nuestra sede en el día de hoy. A todos ellos tened toda mi solidaridad y apoyo.
Puede que el Partido Popular haya renunciado a defender las conquistas y valores fundamentales de nuestra democracia. Nosotros jamás lo haremos.
Sé el precio que a veces tiene defender lo que es enorme. Soy el primero en pedir perdón por quienes hayan podido traicionar esa confianza. Pero también en reivindicar lo que hemos alcanzado en estos años, también en materia de lucha contra la corrupción. Hemos aumentado los niveles de transparencia y endurecido leyes. Hemos elevado los niveles de rendición de cuentas y mejorado la posición de España en los rankings internacionales de percepción y de lucha contra la corrupción.
En este y en otros ámbitos, no perdamos la perspectiva. Hay muchos asuntos que afectan a la vida de la mayoría –en sanidad, vivienda, pensiones, empleo, lucha contra el cambio climático o defensa de la igualdad– por los que merece la pena seguir luchando. Desafíos que no se resuelven con titulares ni con linchamientos. Sino con trabajo y políticas públicas justas, modernas y eficaces.
Para eso obtuvimos la confianza mayoritaria del parlamento. Y por todos esos desafíos vamos a seguir adelante. Con la misma ilusión y ganas que el primer día. Con más aún si cabe, porque los socialistas siempre nos hemos crecido ante la adversidad, dando lo mejor de nosotros mismos.
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